La IA está reconfigurando drásticamente las cadenas de valor globale

 IA y Comercio




 Por Phuong Pham

 

Las empresas y los países deben considerar los efectos de la agrupación de la IA en centros regionales. Un nuevo modelo de negocio basado en la potencia computacional regional está redefiniendo dónde se crea el valor, quién gobierna la producción y qué regiones ostentan el poder. Phuong Pham escribe que estos cambios tienen profundas implicaciones para las jerarquías económicas y los roles humanos en la economía global.


Durante décadas, las cadenas de suministro globales definieron la forma en que se comercia a nivel mundial. Las tareas se segmentan, se distribuyen a través de las fronteras y se integran para formar productos finales. La inteligencia artificial (IA) está reescribiendo esta lógica. En lugar de simplemente acelerar o abaratar la producción, la IA está transformando dónde se captura el valor, cómo se gobiernan las empresas y quién ostenta el poder en la economía global.

Consideremos Penang, Malasia, un centro en auge para el ensamblaje de semiconductores y hardware de IA. O pensemos en México, donde Foxconn está instalando instalaciones para producir la nueva generación de servidores de IA de Nvidia, como parte de un esfuerzo por diversificar su presencia más allá de China. No se trata de desarrollos aislados. Reflejan un cambio más amplio en el que los requisitos de la IA, como la potencia de procesamiento, los datos y los ecosistemas, se están concentrando en unos pocos centros regionales, lo que tiene profundas implicaciones para las redes de producción globales.

Centros informáticos regionales

La potencia informática, los datos y los ecosistemas se concentran en centros como Norteamérica, Asia Oriental y partes de Europa, creando nuevos generadores de valor clave a nivel regional. Un estudio reciente de Oxford destaca cómo solo 30 países tienen una presencia significativa de chips de IA, con Estados Unidos y China acaparando la mayor parte, mientras que más de 150 naciones siguen excluidas de las capacidades modernas de entrenamiento en IA.

También es notable que las ganancias de productividad derivadas de la IA se hayan acaparado principalmente por las economías líderes y las empresas tecnológicas globales, lo que ha dejado a los países en desarrollo doblemente presionados: pierden las ventajas de la mano de obra barata ante la automatización y carecen de acceso a las nuevas rentas derivadas de la inteligencia artificial. Estas divergencias estructurales se traducen en un sistema de cadena de valor regionalizado pero fragmentado. Cada región cuenta con solo unos pocos centros dominantes de IA, como Silicon Valley, Austin, Shenzhen, Penang o Fráncfort, que controlan nodos de alto valor como el diseño de IA, el entrenamiento de modelos y la infraestructura de plataformas.

El modelo de centro y radios

Dado que la IA se está convirtiendo cada vez más en la columna vertebral de la infraestructura de las economías globales , esta reestructuración de las cadenas de suministro relacionadas con la IA se extendería a otras redes de producción. Esto las asemeja más a un sistema radial que se retroalimenta: los radios dependen cada vez más de los centros regionales que definen las reglas y se llevan los márgenes.

Además de las transformaciones estructurales, la revolución de la IA está transformando los fundamentos básicos de las cadenas de valor globales: la arquitectura de insumo-producto y el rol humano. El modelo tradicional de la cadena de valor se basa en la gobernanza de insumo-producto. Esto implica controlar el flujo de mercancías, la calidad y la entrega transfronteriza. Antes de integrar la IA, este modelo, aunque altamente integrado, contaba con modos de gobernanza relativamente independientes en cada etapa, desde la asignación de mano de obra y el control de calidad hasta la atención al cliente.

Esa demarcación se ha difuminado. La logística, que antes era cuestión de tiempo y programación laboral, ahora depende de la coordinación algorítmica, el análisis predictivo y las flotas de robots en planta. Un estudio reciente de la empresa de software FourKites revela que las organizaciones dependen de cinco sistemas separados para gestionar las decisiones de la cadena de suministro, lo que crea puntos ciegos que solo la orquestación basada en IA puede subsanar. Esto indica una enorme demanda de integración de la IA en la red de producción y de espacios para que las empresas reformen sus cadenas.

Capacidad de gestión humana

A pesar de la creciente automatización, los humanos desempeñan un papel aún más crucial en las cadenas de suministro impulsadas por la IA. El impacto de la IA en la producción global no supone una destrucción total del empleo administrativo, sino una bifurcación. Por un lado, existen tareas que pueden codificarse, estandarizarse y delegarse a algoritmos. Por otro, las capacidades exclusivamente humanas se resisten a la replicación e incluso exigen primas cada vez mayores. Esto incluye, entre otras cosas, la toma de decisiones éticas, la empatía, la construcción de relaciones y la resolución de conflictos, como demuestra un estudio de 2024 de la plataforma de IA Workday.

Para las cadenas de suministro globales, este patrón tiene una implicación clarísima: las etapas de producción más valiosas estarían ocupadas por personas, en particular por quienes pueden plantear problemas, plantear las preguntas correctas e integrar la producción de las máquinas en una visión estratégica para optimizar las cadenas de suministro. En consecuencia, la ventaja comparativa de una empresa ahora depende de su capacidad de gestión para gestionar las interacciones entre personas y máquinas a través de las fronteras.

Estos patrones tienen implicaciones profundas para todos los actores. Para las empresas, las cadenas de suministro con IA integrada implican cambios radicales en el modo de gobernanza. En consecuencia, las empresas ya no gestionan las entradas y salidas de forma modular, sino que orquestan sistemas sociotécnicos donde trabajadores humanos, algoritmos y máquinas interactúan continuamente.

En este régimen, imaginemos una falla en la gobernanza de la IA, como un software de programación sesgado o un modelo predictivo corrupto. Esto puede interrumpir la cadena tan gravemente como lo hizo una huelga laboral, un bloqueo de rutas o el cierre de un puerto. En consecuencia, las empresas que logren formar líderes capaces de combinar la precisión algorítmica con el criterio humano dominarán los nodos de producción de alto valor. Aquellas que utilicen la IA simplemente como una herramienta para reducir costos se estancarán en los segmentos de bajo margen de la cadena.

Nueva dependencia tecnológica

Geopolíticamente, la reestructuración de las cadenas de valor globales en torno a los centros de IA está consolidando una nueva forma de dependencia tecnológica. Los estados más pequeños se encuentran en una situación difícil. Deben alinearse con los ecosistemas regionales dominantes y arriesgarse a la dependencia, intentar aunar recursos para construir su propia infraestructura a un alto coste o replegarse en nichos estrechos de la economía de la IA, como la anotación de datos, los marcos de gobernanza o las aplicaciones sectoriales que quizá nunca alcancen el máximo valor.

Además, algunas jurisdicciones, gracias a su capacidad de IA, pueden dictar estándares técnicos y oligopolizar la provisión y el acceso a la infraestructura, lo que les otorga fichas de negociación en las negociaciones comerciales y de producción, ya que estos ámbitos están cada vez más enredados con el uso de IA.

En resumen, la IA no es simplemente una capa más de eficiencia en la producción global; está reconfigurando las cadenas de valor. Los centros regionales desempeñarán un papel aún más crucial en las etapas de alto valor; las empresas prosperarán o decaerán según su capacidad para gestionar sistemas hombre-máquina; y los estados más pequeños podrían verse atrapados en nuevas redes jerárquicas. Por lo tanto, el futuro de las cadenas de valor globales se basará menos en los marcos tradicionales de ventaja comparativa y más en una gobernanza eficaz de la IA y los humanos. 

 

El artículo original se puede leer en inglés en London School of Economics (LSE)

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