Capítulo 1: Estamos asistiendo al final del comercio minorista?

Luisondome


  • Nuevas prácticas comerciales de aplicación masiva están ahogando el comercio minorista de las ciudades del mundo.
  • El problema es complejo, pero la solución es sencilla, pero de aplicación global.


El comercio mundial lleva tiempo sufriendo una serie de cambios por las estrategias seguidas por los manufactureros y empresas chinos que están ofreciendo precios ridículos por toda suerte de productos, desde la ropa de Shein, a la electrónica de consumo, los artículos del hogar, los productos de belleza y salud, los productos para las mascotas, los accesorios para automóviles, no hay sector que se les resista, y en muchos casos con entregas gratuitas, de productos enviados desde los puertos chinos, a más de 10 mil kilómetros de distancia, lo que va a acabar con el comercio tradicional. Vemos cómo, por ejemplo, nos venden vestidos para mujer por 3 euros, enviados gratuitamente, en lo que es un dumping monumental, ilegal aunque difícil de demostrar, y escandaloso. Con esos precios, es imposible ganar aunque solo sea un céntimo con la venta de un producto. ¿En donde está la ganancia entonces?
 
La estrategia para ganar dinero es sencilla, y está en otra parte, en captar los datos de los miles de millones de consumidores occidentales de manera masiva. La ganancia está en los datos, para que mediante la utilización de estos, poder captar nuevos mercados. La ganancia está en el crecimiento del mercado que no tanto en la venta de un producto en concreto.

Una vez que se dispone de los datos de manera masiva, la idea es la de inundar con publicidad dirigida a millones de potenciales clientes.
 
 El problema es que están mostrando a los consumidores que es posible adquirir cualquier cosa a precios imposibles, fuera de toda realidad, ya que ni las compañías chinas mejor gestionadas podrían mantener estos precios si realmente jugaran con las mismas reglas que las marcas y retailers de los países occidentales. Además en esta fase de penetración en los mercados, aceptan vender millones de veces a pérdidas, lo que no solo es un castigo a la sostenibilidad económica de otras zonas del mundo, sino de la sostenibilidad medioambiental del planeta, todo un fraude a la sociedad. 

Una vez que se dispone de los datos, la idea es la de inundar de manera masiva con publicidad dirigida a millones de potenciales clientes. Los recortes de precios, y la proliferación de gangas bombardeando con anuncios dirigidos gracias a los datos capturados, a los miles de millones de teléfonos móviles, tabletas y ordenadores, presentando un universo de productos a precios imposibles, que los retailers y marcas occidentales jamas podrán igualar aun rebajando sus precios para poder ser competitivos, y poder mantener sus cuotas de mercado, es lo que les está llevando a una catástrofe sin precedentes, de seguir esta dinámica durante meses. 

Estamos ante una nueva modalidad de compra compulsiva a la que es difícil de resistirse. Nuestro teléfono o nuestra tableta es un auténtico escaparate por el que desfilan todo tipo de productos apetecibles, productos que en su inmensa mayoría no necesitamos, pero que quedan grabados en nuestra mente con las cinco letras prodigiosas: APTCT, o lo que es lo mismo: date un capricho, que total son solo 10 euros y te lo llevamos a casa.

Por esta vía, se creará un círculo vicioso que destrozará industrias enteras, sectores enteros, lo que llevará a la quiebra a cientos de grandes cadenas de retailers, y a cientos de miles de pequeñas tiendas en Europa y otras partes del mundo. Es algo que ya está ocurriendo, y solo hay que fijarse en la cantidad de locales comerciales con los letreros de se vende o se alquila en el centro y en la periferia de las ciudades, porque los antiguos comerciantes han tenido que cerrar sus tiendas.

A su vez, este escenario de rebajas drásticas de los precios para poder competir con los micro-precios de los nuevos competidores, llevará a una contención de los salarios en muchas empresas,  cuando  no a una reducción de empleo, lo que afectará al consumo, pues no debemos de olvidar que los asalariados también somos consumidores cuando gastamos nuestro dinero ganado por el trabajo. Este es el círculo vicioso que nos llevará a la gran deflación del retail europeo. 
 
Estamos viendo el crecimiento de modelos comerciales que luchan con insistencia con los tres pilares de la sostenibilidad: el medioambiente, la aportación a la sociedad, y la rentabilidad económica en un intento de cargarse los tres. Es justo lo contrario hacia donde debemos ir para construir un mundo y una sociedad mejor. 
 
Los descuentos sin sentido  de las ventas online, sin ningún control de las autoridades europeas, nos lleva a la catástrofe por un desplazamiento masivo de los compradores desde las tiendas de retail a las tiendas On Line, sin pararnos a pensar siquiera un momento en lo que ello significa en la perdida de puestos de trabajo por venta directa. 

Pero si es que no se trata solo de que nos lo vendan barato, sino que además nos lo ponen en la puerta de nuestra casa, sin coste adicional, lo que ya es demoledor para poder competir. Estas nuevas formas de comprar, se están arraigando tan profundamente en nuestras sociedades, que están cambiando no solo en la práctica, sino también emocionalmente nuestras vidas. 

Si antes ir de tiendas a comprar era un gozoso divertimento en el que uno se probaba los artículos antes de comprarlos, se miraba y remiraba para elegir entre las numerosas opciones, ahora eso ya es historia antigua. Ahora uno entra en Amazon, en eBay, en Shein o en Zara y elige el modelo, el estilo, el color y la talla, y lo adquiere de inmediato para tenerlo al día siguiente en casa. Ahí se lo prueba, y si no le vale, lo devuelve que le reintegrarán todo el dinero gastado de inmediato.

¿Y que hacen con las devoluciones? 

Pues las agrupan todas y las venden por lotes al mejor postor, en el que un negociante hace una oferta ridícula de dinero por un lote sin saber el valor de lo que contiene para después ofrecer estos paquetes en cualquier localidad del mundo, como en la mía: un municipio de 40.000 habitantes, sin que el comprador tampoco sepa lo que está comprando, y que a su vez revenderá las piezas del lote a consumidores que tampoco sabrán lo que está comprando hasta que lo hayan pagado, eso si: por una cantidad de dinero ínfima: 5 euros por ejemplo, y al abrir un paquete resultó ser un teléfono móvil, o un dron, o unos zapatos, o..., lo que sea que haya sido lo que finalmente adquirió. Este es el nuevo modelo de venta comercial. Es la formula mas sencilla de "minimizar en el sentido mas estricto de la palabra" las pérdidas, y de recuperar algo del dinero perdido. 

Cuando aparece un local con este tipo de ventas a precio mínimo donde no se sabe lo que se está comprado, la gente se vuelve loca por comprar un paquete por el sonido de lo que se mueve dentro, por el peso o por cualquier otro dato que pueda hacerle creer al comprador que está comprando Aldo valioso. Es la compra avariciosa que puede salir bien (las menos veces) o mal en la mayoría de los casos, pero que a todo el mundo le gusta porque es como una apuesta que lleva implícita el riesgo de perder o la gloria de ganar.

Bajo estas premisas, ¿Quien es el intrépido que se puede permitir mantener un comercio abierto hoy en día?

No se trata de demandar proteccionismo local, y tampoco se trata de que todas las marcas y retailers en suelo europeo jueguen con las mismas reglas, y que sean los consumidores europeos los que elijan en libertad lo que crean conveniente. Se trata de lograr regular el mercado de tal manera de que sea posible la subsistencia de todo tipo de comercio, pero sobre todo de proteger el comercio minorista, que es el que proporciona puesto de trabajo locales. Se trata de que los márgenes de beneficio de estos pequeños comercios permitan pagar salarios dignos a sus trabajadores, porque no debemos olvidar de que fuera de nuestro trabajo somos consumidores a la vez, y somos los que sustentan el comercio local.

No quiero finalizar este artículo sin dejar un dato que les permita ver el tamaño del problema. A mediados del mes de Noviembre el Servicio Estatal de Correos Chino señalo haber batido del récord histórico de envíos de paquetes postales, fruto del comercio OnLine. La cifra rebasada era de 120.000 millones de paquetes en 11 meses, cuando el año anterior se habían repartido 108.300 millones de paquetes, un crecimiento del 20%. La media de envíos diarios es de 300 millones de paquetes. La cifra es descomunal, y debe de hacernos pensar en si lo que estamos haciendo con el modelo de comercio actual, lo estamos haciendo bien.

Esos 120.000 millones de paquetes, hubo que subirlos a un camión en un contenedor para que los llevara a un puerto para cargarlo en un barco que habría de navegar por los océanos del mundo quemando petróleo pesado por miles de millas náuticas, para descargar los contenedores en un puerto europeo para subirlos a otro camión que los llevaría al lugar de reparto desde el que saldrían las camionetas para entregar el paquete a su destinatario, pongamos 20 días después de haber salido el paquete de fábrica. Todo en apariencia muy eficiente, pero con consecuencias desastrosas a miles de millas de distancia.

Estamos agotando los recursos disponibles  y el comercio se está concentrando en muy pocas manos, muy poderosas, eso si, lo que está generando una destrucción masiva del tejido comercial minorista mundial, enriqueciendo a unos pocos de manera individual, y empobreciendo al resto de manera global. Esta es la consecuencia final, y no nos damos cuenta, porque lo que nos importa es que nos traigan lo que les hemos comprado a los chinos por cuatro perras a la puerta de nuestra casa, y cuanto antes, mejor. Pura fiebre consumista.

El resultado es un problema muy complejo con una solución muy sencilla. La solución consiste en comprar lo que necesitamos en el comercio minorista local, olvidándonos de comprar en el comercio on Line, y sobre todo a grandes empresas. Solo de esa manera lograríamos revertir la situación, y en centro de nuestras ciudades cobrarían nueva vida comercial


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