¿Están comprando los Petroestados el deporte?

Luisondome

Estadio Ahmad Bin Alí. Qatar


En 2010, el organismo rector del fútbol mundial, la FIFA, otorgó el derecho de organizar el evento deportivo más popular y prestigioso del mundo a una pequeña autocracia del Medio Oriente con una población de apenas 3 millones. Catar nunca antes había jugado en una Copa del Mundo, y mucho menos había sido sede de una, y se convirtió en un lugar singularmente inadecuado para celebrar este campeonato, pues en verano, que es cuando el torneo siempre se ha celebrado, las temperaturas son tan altas que no se puede jugar fútbol de manera segura. Celebrar partidos de 90 minutos en el desierto en pleno verano árabe es evidentemente imposible por la propia salud de los jugadores.


Es por eso que, por primera vez, y puede que sirva de precedente, el torneo se lleva a cabo en noviembre y diciembre, lo que hace que se rompa por la mitad de la temporada de fútbol europeo. Esto es tan absurdo como correr una Marathon en pleno verano, pero para los jeques no hay nada imposible si se puede comprar con dinero. Por eso quizás veamos pronto unos juegos Olímpicos de Invierno en Dubai o en Oman, o en cualquiera de los Emiratos Arabes. ¿Por que no? ¿Quien dice que no es posible construir una estación de invierno en Catar? Mientras haya trabajadores etíopes, Bangladeshes, nigerianos, etc. que se les pueda esclavizar, no hay problema.


Pero no es únicamente el futbol el objeto de la codicia de los jeques. Muchos otros deportes ya están sufriendo adquisiciones por parte de inversores árabes que ponen el dinero que haga falta. El ejemplo lo tenemos en el mundo del golf que se encuentra actualmente envuelto en una guerra civil por una nueva gira LIV Golf, financiada por el mismo fondo de riqueza saudí que ahora es dueño del Newcastle United. 


el deporte del motor es otro de los afectados. Las franquicias de los deportes de motor de Fórmula 1 y de moto GP tienen una larga historia de como firmaron acuerdos con las plutocracias de los petroestados, y ya están en el calendario las carreras de gran premio en Bahrein, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, y el año pasado agregó un cuarto circuito del Golfo en, por supuesto, Catar, el Circuito Internacional de Lusail, en el que se celebró el Gran Premio de MotoGP en al pasado marzo.


Pero es en el futbol donde los petrodólares han mordido con mas fuerza. Como nos explica Tom McTague en The Atlantic, “Todo el mundo entiende el trato aquí. Catar y los otros estados del Golfo quieren diversificar sus economías para sobrevivir el día en que se seque el grifo de su riqueza de petróleo y gas. Y quieren hacerlo mientras protegen sus regímenes autocráticos. Para lograr este objetivo, invierten en deporte, entretenimiento, turismo y transporte, con la esperanza de convertirse en centros soleados y de bajos impuestos de una futura economía global, donde los ricos vengan a vivir, trabajar, comprar y relajarse lejos del ajetreo. pesadas cargas de la democracia, atendidas por un ejército de trabajadores migrantes pobres”.


La pregunta entonces sería, ¿Y por que el futbol?


La respuesta está en el forofismo. Esos fanáticos del futbol y de su Club, que son capaces de admitir cualquier cosa con tal de que sea SU EQUIPO el que domine su liga, el que conquiste todos los trofeos. Para ello necesitan tener los mejores jugadores, y para tener los mejores jugadores hace falta gastar mucho dinero, y así desequilibrar la balanza a su favor. 


¿Quien tiene mas dinero que nadie? Pues los oligarcas rusos y los petrojeques. Solo con su dinero se pueden fichar estos jugadores. Tres de los cinco deportistas mejor pagados del mundo ahora son futbolistas: Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar, cada uno de los cuales gana más de 100 millones de dólares al año en salarios y patrocinios. Es probable que un cuarto jugador, Kylian Mbappé, se una a este grupo exaltado cuando Forbes publique la lista del próximo año, luego de que recientemente firmó un contrato de tres años por un valor de $650 millones. De estas cuatro superestrellas, tres están actualmente empleadas por un club, Paris Saint-Germain, que es propiedad de, sí, Catar.


Pero Paris Saint-Germain no es el único, solo es el más descarado. El club inglés Manchester City ha sido propiedad de un brazo inversor del estado de Abu Dhabi desde 2008 (una organización que también tiene la participación más grande en la franquicia New York City F.C. de la Major League Soccer de EE. UU.). Otro equipo de la Premier League inglesa, el Newcastle United, fue comprado el año pasado por un consorcio que incluye al fondo soberano de riqueza de Arabia Saudita. Con presupuestos aparentemente inagotables, que les permiten comprar todos los mejores talentos, estos clubes ahora, sorpresa, sorpresa, ganan mucho más que antes. No solo es una cuestión de imagen, también es un estupendo negocio. Pero esta no es la esencia de este popular deporte. EL dinero lo esta corrompiendo y está acabando con el, y los primeros que se están lucrando son sus dirigentes federativos.


Cuando la revista francesa France Football publicó en primera plana, con el título de Mundial 2022 le QATARGATE, un reportaje de investigación de más de quince páginas de los periodistas franceses Philippe Auclair y Eric Champel sobre las irregularidades cometidas por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) en la adjudicación, en 2010, de la candidatura de Catar para la organización de la Copa Mundial de Fútbol de 2022, es cuando entonces se destapó todo este lío.


El artículo de la revista francesa France Football explicaba como los cataríes habrían pagado sobornos para conseguir votos a favor de la candidatura de Catar, o como el expresidente francés, Nicolas Sarkozy, habría supervisado personalmente un trato corrupto en beneficio de Catar. La investigación mencionaba una reunión secreta celebrada en el Palacio del Elíseo, el 23 de noviembre de 2010, con Sarkozy, el príncipe heredero de Catar, Tamin bin Hammad al-Thani, Michel Platini, entonces presidente de la UEFA y Sebastián Bazin, propietario del París Saint Germain. En la reunión se habría acordado que Platini votaría a favor de Catar y que Catar ayudaría a superar la grave crisis financiera que sufría el PSG.


Así es como se compró el futbol, delante de nuestras narices, y las de los americanos, a los que les secuestraron el campeonato que pretendían, con la promesa de que lo organizarían cuatro años mas tarde, pero en 2022 había que cederle el sitio a los jeques, y se hizo. 


El Emir de Catar y Nasser Al-Khelaifi


Otros deportes como el papel o el tenis están en el ojo del huracán cinerario. En el caso del Panel, tras la pérdida de poder del World Padel Tour, nombre que ha recibido hasta ahora la gran asociación que regía este deporte en todo el planeta y que contaba con los jugadores más importantes del mundo, ahora, el circuito profesional de primer nivel está a punto de cambiar de manos y algunos como Nasser Al-Khelaifi quieren lanzarse a la pelea para hacerse con el gran premio. Mientras el APT Tour, un circuito paralelo creado a través de la asociación de jugadores, busca su lugar en la historia, el integrante de la familia real de Catar ha mirado hacia su talonario para poner en marcha un proyecto exclusivo cargado de una tormenta de millones. 


Detrás de este nuevo proyecto también se encuentra el rostro de Nasser Al-Khelaifi como imagen de toda la realeza catarí. El plan que tienen entre manos está sufragado por el QSI, el Qatar Sports Investments, el fondo que permitió la compra del PSG y todas las inversiones millonarias que se han hecho hasta ahora. 


La figura de Al-Khelaifi como líder de todo esto responde a su cargo de presidente de la Federación de Tenis de Catar. Él mismo fue jugador profesional en su época y ahora no solo es un gran aficionado a la raqueta, sino también a la pala. Así pues, este ambicioso plan se terminó de cerrar durante la celebración de la pasada Copa del Mundo disputada en el mes de noviembre en la ciudad de Doha, en el Khalifa International Tennis and Squash Complex.

La intención de la Federación de Tenis de Catar es que este circuito se ponga en marcha cuanto antes, a ser posible en el 2022, y que se pruebe y se ruede durante la presente temporada y durante todo el 2023. Al término de ese año es cuando llegará, salvo sorpresa previa, el momento de la verdad, la hora de hacerse con todo el poder. 

A partir de aquí, yo ya no me asombro de nada. ¿Que los cataríes quieren organizar los juegos olímpicos de invierno en el desierto? Por que no, si pusieron aire acondicionado en los estadios descubiertos para tener 20 grados en los graderíos y en el terreno de juego, puede que veamos un trampolín para saltos de Sky en Doha para que noruegos, suecos y finlandeses, suizos y austriacos se sientan como en su país o en los Alpes, ahora que con esto del calentamiento global nos estamos quedando sin nieve. Los petrojeques nos salvarán con su dinero los Juegos de Invierno que ¿por que no?, se podrían celebrar en verano. 

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