Oligarcas, economía, y la Guerra de Putin

Luisondome

Foto: PV, El Economista

  • Los oligarcas rudos le deben su fortuna a Putin, por lo que todos están en deuda con el.
  • Ahora sus bienes son perseguidos para su incautación, en un intento de que presionen a Putin para que ponga punto final a la guerra.

La Rusia de la Peerestroika

Antes de la Perestroika, las empresas de Rusia y las principales propiedades eran todas propiedad del estado. La gente poseía cosas como coches y ropa y poco mas. El estado era el dueño de las corporaciones, las fábricas, las infraestructuras, los grandes medios de transporte, y de comunicación, y los recursos naturales eran así mismo propiedad del Estado.


Entonces, hace algo mas de 30 años, la Unión Soviética colapsó, y con la llegada de Gorbachov vino la Glashnost, la apertura política y económica,  y con la llegada al poder de Boris Yeltsin, este dio un giro forzado hacia la economía de mercado, pero a la rusa; no siguiendo las reglas del capitalismo occidental, sino inventando unas nueva que les permitiera hacer lo que después hicieron.


Comenzaron con la privatización de dichas corporaciones y recursos naturales, lo que básicamente significó vender corporaciones enteras, empresas y fábricas, por centavos a amigos y familiares. De repente, ser el primo de alguien se convirtió en la habilidad más rentable en Rusia.


Esta gente -algunos los llaman oligarcas- disfrutó de treinta y dos años de megayates, mansiones y amantes. Vendieron gasolina, gas y petróleo, explotaron lo que antes eran empresas estatales embolsándose el dinero que estas generaban, y se hicieron ricos. Estos oligarcas proxenetas putearon a su país y engordaron a costa de él. Pero los tiempos cambian, y todo llega a su fin.


La Caída del Imperio Romano

Nos cuenta Alan Trapulionis como Roman Abramovich pudo haber sido un estudiante del montón, pero siempre fue un oportunista excepcional.


Mientras estaba en el ejército, solía vender gasolina robada a sus oficiales al mando. Una vez se licenció en el ejercito, se ganó la vida vendiendo patitos de goma fuera de su apartamento, ilegalmente en los tiempos de la dictadura. Una vez que esta terminó, hizo una pequeña fortuna con una serie de negocios, desde la cría de cerdos, hasta haber trabajado como guardaespaldas. Cuando se acercó a Boris Berezovsky, el oligarca ruso que estaba a cargo del fabricante de automóviles Lada, ya tenía unos cientos de millones de dólares a su nombre.


Nunca sabremos cuánto le costó a Abramovich la compra del gigante petrolero Sibneft; las estimaciones varían de $ 100 millones a $ 250 millones. Pero sí sabemos por cuanto la vendió de nuevo al gobierno ruso en 2005: por 13.000 millones de dólares, lo cual fue una gran ganancia.


Abramovich no dudó en invertir sabiamente su fortuna. $ 500 millones se destinaron a una flota de aviones, incluido un Boeing 767 de $ 100 millones equipado con un salón de banquetes para 30 personas, una cocina, una oficina y una habitación doble.

Otros 140 millones de dólares se destinaron a la compra del Chelsea, el club de fútbol. Irónicamente, al club le fue muy bien con su financiación, ganó la Liga de Campeones del año pasado.


Lamentablemente, la fiesta se acabó. Cuando Putin Invadió Ucrania, en un intento de presionar al gobierno ruso, todo el hemisferio occidental se une en protesta contra la riqueza comprada con dinero ensangrentado. Esto afectó a los oligarcas, especialmente los que se sabía que sostenían el régimen de Putin y su Gobierno.


Los 8 oligarcas mas ricos de Rusia. Foto: Getty Images


De todos los oligarcas, Abramovich se llevó la peor parte. Debido a los "vínculos claros" con el régimen de Vladimir Putin, el empresario fue descalificado como director del Chelsea Club de Futbol el 12 de marzo. Los activos de todo el club fueron congelados por el Gobierno Británico, y a Abramovich ni siquiera se le permite entrar en el Reino Unido y mucho menos estar en el palco del estadio.


Hace dos días, un tribunal de Jersey  (RU) congeló 7.000 millones de dólares en activos sospechosos de tener vínculos con Abramovich. Eso es aproximadamente la mitad de su patrimonio neto total. Para colmo de males, el Reino Unido ha impuesto una prohibición de viajar al multimillonario al país.


Pero no son estas las únicas pérdidas de patrimonio que ha tenido que sufrir, pues también ha sufrido su patrimonio inmobiliario con varias incautaciones, con todo lo que este contenía en objetos de gran valor. Es el caso de la mansión de 15 dormitorios que Abramocich tiene en la exclusiva calle londinense de Kensington Palace Gardens que está valorada en mas de 135 millones de euros o del ático de tres plantas que está cerca del estadio de su equipo en el Chelsea Waterfront en Londres y que está valorado en otros 20 millones de euros, y solo el sabe lo que habrá tenido que gastarse en abogados y otros artistas en la recuperación de patrimonio, que se ha visto obligado a contratar para recuperarlo a toda prisa antes de que se lo confiscaran.


Pero Abramovich no está solo, ni ha sido el único oligarca perseguido. A otro de los favoritos de Putin, Alisher Usmanov, le confiscaron su megayate de 735 millones de dólares hace dos días. Aparentemente, no aterrizará en ninguno de sus dos helipuertos en el corto plazo. Si todavía es que tiene algo en que volar.


Normalmente, los aviones de los oligarcas se registran a través de una red de paraísos fiscales que ahorran impuestos, como Aruba, por lo que casi nadie puede llevar a saber quién es su propietario. Pero ahora, los periodistas se están concentrando en descubrir donde se esconden los aviones que son propiedad de los multimillonarios sancionados. Pero eso solo es una pequeñez en la vasta relación de propiedades de la oligarquía rusa.


La anatomía de un oligarca

En este punto, es posible que sienta un poco de lástima por el oligarca ruso, pues

no es su culpa que su presidente esté obsesionado con el genocidio en Ucrania cuando debería estar ocupándose del bienestar de sus conciudadanos. Los oligarcas también son personas con derechos, pero no se apene. No hay razones para ello, y si para lo contrario.


Los amigos de judo de Putin. Arcady Rotemberg a su derecha. Foto: El Confidencial


Conviene recordar lo que es un oligarca.

Un oligarca es alguien como Abramovich, al que ya conocemos, o como Arkady Rotenberg. Él y su hermano Boris eran amigos adolescentes, compañeros de judo de Putin. Una vez que Putin llegó al poder, recompensó a los hermanos Rotenberg con el control de grandes empresas estatales y contratos lucrativos, convirtiéndolos en dos de los magnates más ricos del país.


Yevgeniy Prigozhin, el "Cocinero de Putin". Foto: Mikhail Metzel


Un oligarca es alguien como Yevgeniy Prigozhin, quien después de salir de prisión, abrió un puesto de perritos calientes. En cuestión de años, tenía una red de restaurantes que alimentaban a la clientela de élite, incluido el propio Putin, lo que le valió el apodo de "chef de Putin". ¿Cómo utilizó Prigozhin su posición privilegiada?  Pues abriendo una fábrica de trolls que ayudó a poner a Donald Trump en el poder. Podemos agradecerselo más tarde.


Viktor Medvedchuk: a la izq. detenido en Ucrania, a la der. con su esposa. Foto: El Mundo


Un oligarca es alguien como Viktor Medvedchuk. Coronado como el "hombre principal en Ucrania" de Putin (o su "príncipe oscuro"), se suponía que Medvedchuk se convertiría en el reemplazo de Zelensky en un gobierno prorruso de Ucrania. Es un político con un patrimonio neto discreto de $ 620 millones.


Durante años, estas personas han estado haciendo tratos con el diablo, a cambio de una parte de las ganancias, convirtiendo a Putin en uno de los hombres (si no el) más rico del planeta.


Pero ahora, todo se está desmoronando.

Medvedchuk fue capturado por el ejército ucraniano en febrero cuando intentaba huir del país. Zelensky le ofreció a Putin cambiar al político a cambio de prisioneros ucranianos, pero Putin se negó, y eso que este es uno de los aliados más cercanos de su círculo íntimo. Putin es el padrino de la hija menor de Medvedchuk y aún así, lo han colgado en Ucrania para que se seque en prisión.


Durante décadas, la oligarquía ha estado marcada por la economía del favor. Yo lo hago por ti, tú lo haces por mí. Yo te hago rico, tú me das una tajada. Te hago multimillonario, y tu no financias a la oposición. Si Putin está abandonando las conexiones de su pilar, solo puede significar una cosa: la oligarquía se está desmoronando, perdiendo poder al estar lejos de Putin, pues hoy sn los militares y algunos políticos los que están en el círculo mas próximo a Putin. 


¿Por qué la oligarquía es una enfermedad?

Quienes nacieron después del colapso de la Unión Soviética, en un país postsoviético, su vida ha sido moldeada por el legado del postcomunismo.

Alguien de los EE. UU. podría ver al oligarca respaldado por el estado como el equivalente de un banquero afiliado políticamente en los Estados Unidos. Pero ese no es el caso.


¿Por qué? Porque Estados Unidos es una economía que agrega valor. Y a pesar de toda su disfunción y de las ambiciones imperiales de muchos empresarios, todavía recompensa a las personas que saben cómo crear valor. Valor que beneficia a la sociedad en su conjunto.


Ese no fue el caso en la nueva Rusia. 

Debido a un primitivo proceso de privatización, los países post-soviéticos han estado esencialmente en manos de un grupo de personas que sabían cómo pillar un trozo de lo que el Estado les ponía a su alcance. Gente que conocía a alguien, que conocía a alguien que tenía un escritorio en alguna oficina del gobierno. El primo de un primo de un primo. Estos primos, no necesariamente no estaban precisamente cualificados para hacer el trabajo, por lo que le hicieron gran daño al país sin saber lo que estaban haciendo, ni las consecuencias de sus actos. 


Nadie entrega los controles de pilotaje de una economía a alguien que no tiene idea de economía, de la misma manera que nadie le entrega los mandos de un avión a alguien que no es piloto, y esto es precisamente lo que hizo Yeltsin primero, y Putin después.


Hoy las posibilidades de recuperación de Rusia son bastante escasas.

Tres décadas después de la apertura de Rusia y su particular acercamiento a su nuevo capitalismo, el resultado es una economía triste, hundida e indefensa. Los salarios bajos, los jefes incompetentes, la  corrupción arraigada y extendida por todo el país, las sucesivas guerras: Afganistan, Chechenia, Crimea, Siria, y ahora Ucrania, están desangrando al país.


¿Alguien puede pensar que Rusia iría a una guerra en el centro de Europa si fuera buena en el capitalismo? No, se dedicaría a hacer iPhones y programas de Netflix en silencio como el resto de nosotros, creando valor y progresando, haciendo a su país mas fuerte, como lo está haciendo China.


Por eso la oligarquía es el cáncer que indirectamente provocó toda esta situación. Los 'nuevos rusos' no hicieron nada para poner a su país en el mapa. Simplemente tomaron lo que pudieron, lo explotaron y se enriquecieron, haciendo que el país en su conjunto, y sus ciudadanos en particular, tuvieran pocas posibilidades de progresar por si mismos y por su esfuerzo, quedando estos a expensas del clientelismo que es regla en el país.


Hoy Rusia esun país que incluso es incapaz de producir sus propios clavos, y mucho menos las turbinas que necesita para mantener funcionales los gaseoductos.

¿Putin apretó el gatillo? Por supuesto. Pero fue la incompetencia sistémica de la nueva oligarquía rusa la que preparó el escenario. Y es por eso que no estoy nada triste cuando escucho la noticia de que ha sido incautado el megayate de otro oligarca, o de que sus fondos han sido bloqueados. 


Ya no pueden acudir a Montecarlo a lucir palmito en su casino, ya no pueden acceder al Hotel de París y su lujoso y carísimo restaurante, ya no pueden atracar su yate en su atiborrado puerto. Se sabría que el barco es suyo, y se lo incautarían. Yo me alegro, y no por su desdicha, sino porque puede que su caída en desgracia ayude a que la Guerra de Ucrania se acabe, y todos podamos recuperar la normalidad.

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