El futuro escenario regulatorio europeo

Enrique Dans

Marzo 21, 2022. Un buen artículo en Financial Times, titulado «How Big Tech lost the antitrust battle with Europe«, traza una panorámica sobre el futuro entorno legislativo con respecto a las compañías tecnológicas en la Unión Europea, y sobre cómo las big tech han sido incapaces, a pesar de sus fortísimas campañas de lobbying, de lograr modificaciones sustantivas en las mismas.

Dos paquetes legislativos fundamentales, la Digital Markets Act (DMA) y la Digital Services Act (DSA), que se supone tratarán de nivelar el panorama regulatorio para, en el primer caso, regular la competencia y facilitar la aparición de competidores más pequeños sin que resulten asfixiados por las grandes compañías; y en el segundo, para regular fundamentalmente temas relacionados con la privacidad y la explotación de los datos.

Estamos hablando, posiblemente, de lo que serán las modificaciones más importantes de la era digital, desarrolladas cuando ya hemos tenido la oportunidad de entender qué efectos secundarios ha tenido sobre el mundo que conocíamos la irrupción de compañías enormes capaces de monopolizar áreas enteras de negocio, de plantear plataformas con sus propios conjuntos de reglas, o de crear modelos de negocio basados en la explotación de los datos de los usuarios que pueden, en ocasiones, terminar en auténticos abusos. El hecho de que sea precisamente la Unión Europea la que se plantea el ámbito de esa legislación, cuando ha sido históricamente el territorio más proactivo en ese sentido y el que, más adelante, ha terminado por ser imitado tanto en los Estados Unidos como en China, proporciona a la cuestión una importancia todavía mayor.

Desde el lado de las big tech, que desde el primer momento han percibido estas modificaciones del panorama legislativo como una amenaza y que han ido experimentando a lo largo del tiempo los efectos de un clima cada vez más desfavorable y con multas progresivamente más importantes, han intentado actuar de todas las maneras posibles sobre el desarrollo de los paquetes legislativos, con cientos de reuniones con los legisladores y muchos millones invertidos en acciones de lobbying. Sin embargo, la percepción, a medida que los paquetes legislativos avanzan, es que sus esfuerzos han sido mayoritariamente en vano, y que las modificaciones que han ido incorporando las propuestas no son debidas a sus acciones, sino a la interacción normal del entorno político europeo. De hecho, la mayor parte de las quejas de las big tech tienen que ver con ámbitos que han ido siendo cubiertos a lo largo del tiempo en los sucesivos casos a los que han tenido que enfrentarse en la Unión Europea: temas de competencia, de abuso de posición dominante, de respeto a la privacidad, etc.

Ahora, la gran pregunta es clara: servirá el nuevo entorno regulatorio para que puedan surgir en el contexto de la Unión Europea nuevas compañías que lo aprovechen, o seguiremos teniendo como actores dominantes a compañías que pudieron explotar entornos regulatorios completamente laxos en países como Estados Unidos o China, en fases previas a su regulación? ¿Es el emprendimiento tecnológico el resultado de agujeros legislativos que permiten una explotación que, más adelante, termina por ser regulada? La respuesta a esa pregunta, si la formulamos de la manera adecuada y a los actores pertinentes, nos permitiría extraer conclusiones sumamente interesantes… 

El artículo original se puede leer en el Blog de Enrique Dans

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