Estados Unidos, el gendarme global que ya no es líder global
Por Luis Domenech / Agosto 19, 2021
¿Alguna vez nos hemos preguntado por que los americanos fracasan tan a menudo cuando salen al mundo a arreglar algo? Quizás sería conveniente hacerse la pregunta tras ver a los americanos y a sus aliados salir corriendo de Afganistan. ¿Porqué los EE UU inician guerras que saben van a perder?
Pero es que les sucede lo mismo en otros ámbitos. Podríamos preguntarnos porque intentan monopolizar las vacunas en vez de liberar sus patentes, o porque no están luchando contra en cambio climático. Puede que la respuesta sea que si lo hicieran les costaría dinero y dejarían de ganar muchísimo mas, y es que tras estos negocios (no son guerras, son negocios), (no es la pandemia, son negocios), (no es la contaminación, son negocios), alguien se está haciendo rico.
Así, los traficantes de armas ganan miles de millones mientras arman ejércitos que no ganan las guerras que ellos promueven. Las compañías farmacéuticas ganan miles de millones en vez de poner fin a la pandemia renunciando a sus patentes sobre las vacunas, las compañías de combustibles fósiles ganan miles de millones contaminando el planeta con los combustibles que extraen y refinan contribuyendo al calentamiento global en vez de luchar contra el cambio climático. Solo hay que pagar a los políticos y los burócratas para que no cambie nada y todo su tinglado siga funcionando, y todo estará bien. No hay nada excepcional aquí, es solo corrupción.
Pero, ¿como hemos llegado hasta aquí?
Una simple observación explica bien el comportamiento de los Estados Unidos. La corrupción, donde quiera que se asiente, lo conecta todo, desde el apartheid de las vacunas que no llegan a los países que carecen de recursos, hasta las guerras perpetuas y la explotación de su propia gente para mayor gloria de su bandera. La corrupción del país, sin embargo, es casi imposible de entender hasta para sus propios ciudadanos, pues la gente no sigue los hechos y desconoce lo que se está haciendo.
Los EE UU son el país más libre del mundo, o al menos eso dicen ellos (a pesar de que no siempre se respetan los derechos humanos ni los derechos civiles en su propio territorio), pero cada vez que se han metido en un lío, han salido por patas.
Puede que sea el país más avanzado, que sea la envidia del mundo a pesar de tener una infraestructura mas que deficitaria en muchos aspectos (tenemos los españoles mas red de 5G y mas Kms de infraestructura ferroviaria de alta velocidad que ellos en comparación con el tamaño de país), o tienen una expectativa de vida que está bajando, mientras que la expectativa de vida en España es la segunda mas alta del mundo.
Pero aceptar estas verdades sería aceptar que su país no está tan avanzado como los americanos se creen, y casi ningún estadounidense lo aceptaría. Pero la verdad, no obstante, es clara y muy evidente; solo hay que mirar los datos e informarse un poco de las realidades del país.
Hablemos de derechos. Los Estados Unidos tienen toda una industria carcelaria, con dos empresas al frente: Corecivic y GEO Group, construida en torno a un sistema judicial que "garantiza" el ejercicio de una libertad en "condiciones de igualdad para todos sus ciudadanos", pero todos sabemos que eso no es así, pues no todos sus ciudadanos tienen los mismos derechos en la realidad. La segregación racial es la causa, la padecen especialmente negros e hispanos. De como se las gastan sus costosos sistemas policiales hemos tenido conocimiento viendo las noticias, como detenían a ciudadanos con gran violencia, o disparaban a ciudadanos desarmados sin miramientos, y tras juzgarlos, los encarcelan (a menudo en cárceles privatizadas) que los convierten en mano de obra barata. Esto es increíblemente destructivo desde el punto de vista social, pero muy lucrativo para algunas personas, en este caso los carceleros empresario y sus accionistas que se lo quedan.
Si fijamos la mirada en el complejo militar/industrial que tiene Estados Unidos, este está construido alrededor de las guerras que el país tiene que tener periódicamente para así poder renovar el arsenal, deshaciéndose de las armas que ya se quedan obsoletas, para sustituirlas por otras tecnológicamente mas avanzadas, cada mas caras que las de la generación anterior, y para que finalmente el esfuerzo no valga para nada, si es que van a perder la otra guerra.
Pero en cambio, los traficantes de armas salen de Halliburton (empresa de la que fue consejero Dick Cheney, Vicepresidente con George W. Bush y que obtuvo jugosos contratos en Irak cuando estaban en el poder) o de la empresa misilística Raytheon (en la que el actual Secretario de Defensa Lloyd Austin formó parte de su junta directiva) a quienes compran las armas de sus propias empresas de las que entran y salen a través de sus puertas giratorias.
Luego arrojan las bombas más caras sobre las personas más pobres, mientras ven cómo explotan hacia arriba sus carteras de acciones. ¿Esto fortalece al país? Por supuesto que no, pero ¿a quién le importa? Hay más dinero que se está perdiendo o ya se ha perdido. La aventura de Afganistan les costó a los americanos mas de un billón de dólares. Otro tanto que se suma a lo que les costó la aventura iraquí, o la invasión de Kuwait, o la guerra de Vietnam, o la guerra de Corea, o la de los Balcanes, o la de Siria, por citar algunos de sus esfuerzos bélicos de la segunda mitad del siglo pasado hasta hoy. Todo ese flujo de dinero invertido en un mundo mas sostenible, y hoy no tendríamos el problema que tenemos,
Digamos entonces que Estados Unidos hace estas cosas para beneficio de múltiples industrias. De cada necesidad, nace un próspero negocio. De la Sanidad (aunque la atención médica por parte de las aseguradoras privadas no funcione, pero sus cuentas de resultados si), de la educación (aunque para ir a la Universidad un estudiante se tenga que endeudar de por vida para tener un título), del transporte (aunque las comunicaciones terrestres de media-larga distancia sean tan deficientes), todo esto se convierte en patios de recreo capitalistas, aunque no tenga sentido para la población y les cueste dinero. Los estadounidenses pagan más para obtener menos, y al final del día, puedan pensar que eso es lo que hace grande a América.
Ahora sigamos el rastro del dinero. ¿Quién es el dueño de esa deuda gigantesca generada por el país? ¿A quien le deben los americanos tanto dinero? ¿Quién se beneficia de las guerras? ¿Quién se enriquece con la enfermedad y la miseria?
Todo ese dinero va a los bolsillos de los ricos, y se lo quedan porque dan propinas generosas. Ellos compran a los políticos, engañan a la población con filantropía y grupos de expertos sabelotodo, para obtener del gobierno lo que realmente quieren. Todo ello fruto de un sistema que está corrupto.
¿Por qué los estadounidenses no ponen resistencia a esto? ¿Por qué no votan por sus propios intereses? Puede que los estadounidenses se crean que el COVID-19 no puede con ellos antes de rendir su orgullo y reconocer que su sistema sanitario no llega a todos. Puede que tengan los mejores hospitales del mundo, pero eso no les proporciona un sistema sanitario universal e igualitario. Saben que el derecho a la salud es únicamente para quien puede costeárselo. Observarán los californianos, epicentro de lo tecnológico, del entretenimiento, y de no se cuantas cosas mas, como arden los bosques a su alrededor antes de admitir que estaban equivocados en lo del cambio climático, que ya no es posible seguir quemando combustible para ir de compras al centro comercial.
Incluso para la gente fuera de Estados Unidos, es muy difícil percibir que Estados Unidos sea realmente tan malo, porque únicamente vemos lo que nos enseñan y lo que nos venden. Estamos acostumbrados a admirar a Estados Unidos por sus empresas: de Apple a Google, de Amazon a dMicrosoft, de Facebook a Twitter, de Disney a Netflix, etc., grandes empresas globales que no pagan impuestos en los países en donde obtienen pingües beneficios, arruinando el comercio local que no puede competir con ellos, y de donde extraen todo cuanto dato pueden para vender la información para publicidad y sabe Dios que otros fines a quien pueda pagar por ella
Ya nos puso sobre aviso su anterior presidente, hoy dedicado a jugar al Golf y espero que así sea de por vida. Primero Trump nos mostró todo su repertorio de lo que es capaz de emitir por esa boquita, lo bastante para ponernos en situación, comenzando por su famoso América First.
Luego, el COVID-19 expuso a las instituciones estadounidenses ante la pandemia, mostrándole al mundo la incapacidad de su sistema sanitario para resolver el problema.
Ahora vemos como Afganistán, un país con dos ejércitos: uno regular al servicio del Gobierno local, entrenado, armado y pagado por los occidentales (aunque muchos de estos soldados se quejaban de que no cobraban), y otro de milicias mal equipadas, peor armadas y de gente pobre, mas parecido al ejército de Pancho Villa, y como este se ha burlado de sus Fuerzas Armadas y de los tecnológicos ejércitos de los países occidentales que fueron a ese país según Biden a acabar con Al Qaeda y ahora salen por patas.
Todo lo que dejan atrás es un país colapsado, en retroceso hacia unos postulados integristas y sin el mas mínimo derecho, sin respeto por la vida, y con la Sharía como único cuerpo legal en vigor (pobres mujeres...). Y ya estamos de nuevo en el punto de partida. Menudo negocio el que emprendió el pueblo norteamericano, al que arrastró a los países europeos.
¿Qué está acabando con América?
En pocas palabras, la corrupción y el afán de la riqueza. Ese sonido de succión gigante que se escucha cuando los capitalistas están chupando toda la riqueza hacia arriba y dejando ahí abajo a todos los demás con la cuenta de gastos y sus correspondientes intereses que vamos a tardar lustros en liquidar. Negocio para los bancos y fondos de inversión. Ruina para todos los demás. La corrupción y el afán de apoderarse de todo son la razón por la que Estados Unidos hace todas las cosas estúpidas que causan tanto daño a su pueblo, a sus aliados y al mundo. Solo están siguiendo el rastro del dinero que ansían para engordar sus cuentas.
Los Estados Unidos ya no lideran el mundo. Pero, es que ¿quien se atreve a seguirles?
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