Comienza la guerra comercial de Trump

 Comercio



Estados Unidos ha intensificado su disputa comercial, elevando los aranceles al 25% sobre casi todas las importaciones de Canadá y México, mientras que aumentó los derechos sobre los productos chinos del 10% al 20%. Los productos energéticos canadienses quedaron parcialmente exentos, de modo que se les aplica una tasa menor del 10%.



Lo que está en juego es significativo. Canadá, México y China representan el 42% de las importaciones totales de Estados Unidos, lo que los convierte en parte integral de las cadenas de suministro estadounidenses.

Los mercados reaccionaron rápidamente: el Dow cayó un 1,48% y el S&P 500 tuvo su peor día de negociación de 2025, con una caída del 1,76%. El Laboratorio de Presupuesto de Yale estima que un conflicto comercial prolongado podría restar cientos de miles de millones de dólares al PIB de Estados Unidos durante la próxima década.

Represalia medida

Ni Canadá ni China se han quedado de brazos cruzados. Ottawa impuso aranceles graduales del 25% a bienes estadounidenses por valor de 107.000 millones de dólares, dirigidos a productos de consumo políticamente visibles como los jugos, la mantequilla de maní y el café. Pekín, optando por una respuesta calculada, imitó el aumento inicial de aranceles del 10% de Washington con aranceles del 10 al 15% sobre el carbón, el GNL, el petróleo crudo y las camionetas estadounidenses.

Ahora ha ajustado su estrategia y se ha centrado en un sector políticamente sensible: la agricultura estadounidense. Los nuevos aranceles del 10 al 15 por ciento a las exportaciones agrícolas estadounidenses afectan a una industria central para la base electoral de la Casa Blanca.

Ampliando el frente comercial

La agricultura sigue siendo el mayor sector exportador de Estados Unidos a China, con un valor de 33.700 millones de dólares en 2023. Pero Pekín ha pasado años diversificando su cadena de suministro, aumentando la dependencia de los proveedores brasileños para reducir la exposición a los productos agrícolas estadounidenses. Ahora, ha introducido otra herramienta: las restricciones corporativas.



En su última medida, China prohibió las importaciones de secuenciadores genéticos del fabricante estadounidense de equipos médicos Illumina, minutos después de que entraran en vigor los aranceles adicionales del 10% de Washington sobre los productos chinos.

La prohibición se produce tras la designación de Illumina como una “entidad no confiable” en febrero, lo que refuerza la estrategia de Beijing de apuntar a industrias de alta tecnología vinculadas a las prioridades políticas de Estados Unidos. Si bien China representa solo el 7% de las ventas de Illumina, la decisión indica una voluntad de interrumpir las cadenas de suministro en sectores más allá de la fabricación y las materias primas tradicionales.

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China también ha incluido en la lista negra a 25 empresas estadounidenses, restringiendo su acceso a tecnologías de doble uso y citando sus vínculos con Taiwán. Hasta ahora, las grandes corporaciones estadounidenses se han salvado, lo que ha minimizado las consecuencias económicas inmediatas. Pero la lista negra sigue siendo un instrumento flexible que puede ampliarse si las tensiones aumentan.

 Fuente: Panteon Insights

El artículo original se puede leer en inglés en este enlace

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