El futuro del Trabajo, la edad de jubilación y como se van a pagar las pensiones
Luisondome
Que el mercado del trabajo va a cambiar radicalmente en los próximos años, ya no lo duda nadie. La robótica, la inteligencia artificial, y otras tecnologías emergentes, van a enviar al paro a muchos trabajadores que perderán su trabajo porque una máquina hace lo mismo que ellos, pero mejor que ellos y mas rápido, y no hay que pagarle un salario ni la seguridad social.
Que nuestra seguridad social y nuestro sistema de pensiones está atravesando un tiempo difícil, que pone en cuestión su sostenibilidad, ya tampoco lo duda nadie.
Paralelamente, los gobiernos estudian retrasar la edad de jubilación y para aumentar el tiempo de cotización y reducir el tiempo de cobro de la pensión, como forma de mejorar la sostenibilidad del sistema de pensiones del país. También en algunos países se está planteando, especialmente por parte de los sindicatos, la reducción de la jornada laboral semanal a las 30-35 horas semanales, sin reducción de los salarios, y sin reducir las cotizaciones de empresas y trabajadores a la Seguridad Social, algo que la patronal rechaza categóricamente. Y si a todo esto le añadimos que ya se está comenzando a hablar de la posibilidad de implementar el salario mínimo vital universal que garantice la subsistencia de las todas las personas, se puede deducir que lo que se está planteando es la cuadratura del circulo.
Si se retrasa la edad de jubilación, algo a lo que se oponen unánimemente millones de pensionistas, veremos entonces oficinas llenas de hombres y mujeres de pelo blanco, abuelos atendiendo al cliente otro lado del mostrador, en jornadas de ocho horas en el peor de los casos y de seis horas si se llega a reducir la jornada. Es la solución que ha puesto sobre la mesa el Círculo de Empresarios para asegurar la sostenibilidad de las pensiones. Una cuestión que se aborda a medias en el plano político porque plantea sacrificios impopulares a todos los implicados, y son más de nueve millones de votantes que cobran una pensión los que están en juego en España.
Durante el Gobierno de Mariano Rajoy, se reformó el sistema de revalorización de las pensiones para desligarlo del IPC, de tal manera que durante los años 2012,2013, 2014 y 2017.
En 2018, la revalorización se volvió a indexar al IPC por exigencia del PNV, como condición para apoyar los presupuestos de ese año. Esta reforma supuso una importante pérdida del poder adquisitivo de los pensionistas que aún hoy no se ha podido recuperar. Pero reducir la cuantía de la pensión tampoco es una buena solución, pues por esta vía llegaría un momento en que la pensión ya se volvería insuficiente para llevar una vida digna.
Lo cierto es que en España el gasto en pensiones aumenta cada mes. Este último mes de julio, en España la Seguridad Social destinó una cifra récord al pago de las pensiones contributivas, un 10,8% más que en el mismo mes de 2022. Más de 12.000 millones de euros para hacer frente a las nóminas mensuales, lo que equivale al 11,7% del PIB.
El Círculo de empresarios abrió la caja de Pandora pidiendo retrasar la edad de jubilación hasta los 72 años. Dicen que "la reciente reforma del sistema de pensiones no asegura su viabilidad, solo retrasa el problema, es profundamente insolidaria y exigirá un gran sacrificio a los ciudadanos en activo", explicaba recientemente el presidente de la organización, Manuel Pérez-Sala. Piensan desde la patronal que la mejor solución es un retraso voluntario de la edad de jubilación acompañado de un sistema de incentivos y en promover el ahorro privado y la inversión. "Si se jubila antes, habría una leve reducción de la pensión y si se jubila después, un incentivo", explican. El Gobierno de Pedro Sánchez y los sindicatos llegaron a una acuerdo exigido por Bruselas para garantizar esa sostenibilidad y recibir las ayudas europeas. El reto se solventó con un aumento de los ingresos incrementando las bases máximas de cotización, aportadas tanto por empresarios como por trabajadores, a partir de 2024 y una cotización solidaria que aporten los salarios más altos. La edad de jubilación, en un principio, no se toca, al menos por el momento.
A partir de los 42 años, los trabajadores deberán estar atentos al nivel de cotizaciones que tenemos asignados, así como al plazo de trabajo, ya que desde esa edad la Seguridad Social se inicia el periodo para el cálculo del importe de nuestra pensión. Pero nadie sabe lo que puede suceder en el futuro y menos los más jóvenes, que de momento ni siquiera tienen garantizado el cobro de una pensión. De ahí que muchos ahorradores hayan pensado en aportaciones a planes de pensiones privados, por si la jubilación pública no está asegurada, y así tener un colchón al que poder recurrir.
¿Pero a qué edad nos jubilaremos el día de mañana, y cual será nuestra pensión de jubilación?
Desde el año 2013, en España la edad mínima para jubilarse ha aumentado progresivamente. En 2027, podremos jubilarnos con sesenta y cinco años si acumulamos treinta y ocho años y medio cotizados. El problema es que cada vez hay más personas mayores y menos jóvenes. Según cálculos de la Airef, la Autoridad Fiscal, cuando la generación del Baby Boom (que nacieron entre 1946 y 1964)) tenga entre 73 y 93 años, España se acercará a los 16 millones de pensionistas y habrá solo 28 millones en edad de trabajar. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en una década, la población mayor de 65 años supondrá el 26% del total y en 2050, serán el 30%. Es un problema real difícil de afrontar.
En Francia, los ciudadanos se han lanzado a las calles por mucho menos, con manifestaciones en todo el país porque el Gobierno quiere aumentar la edad de jubilación desde los 62 actuales a los 64 años. También lo hicieron hace diez años cuando Nicolas Sarkozy quizo aumentar la edad de los 60 años a los 62 y no se logró paralizar lo inevitable. Otro planteamiento polémico es que no todas las profesiones son iguales, algunas conllevan un esfuerzo físico difícil de aguantar a ciertas edades. Trabajar como obrero de la construcción no es lo mismo que como profesor en la universidad. Hay aspectos físicos que deberían tenerse en cuenta para evitar escenas rocambolescas. Un hombre de setenta años subido a un andamio no tendría sentido.
La jubilación también es una cuestión que preocupa a los autónomos. Hasta ahora, los trabajadores por cuenta propia podían elegir cuánto cotizar a la seguridad social y el 80%, una mayoría aplastante, lo hacía por la mínima. Muchos de ellos porque ganan poco pero otros simplemente para evitar pagar más. El problema es cuando llega la jubilación y se dan cuenta de que les queda una pensión ridícula. Algunos de ellos han tenido que mantener abiertos sus negocios más de lo que les gustaría para mantenerse y otros, simplemente han pasado o están pasando necesidad.
Hay un elemento que es propio de la sociedad española y que salva, ligeramente, a los pensionistas: es tener una vivienda en propiedad. Habituados a comprar en lugar de alquilar, al menos la vivienda suele ser un gasto que deja de ser un problema en la senectud. La gran mayoría termina de pagar sus hipotecas cuando dejan de trabajar y les permite llevar sus cuentas y vivir su vida de una forma más holgada. La compra de vivienda es pues una forma mas de ahorro pensando en el futuro.
También vivimos mas y mejor, con mayor calidad de vida, pues ya no es lo mismo una persona de 70 años de hoy que la de hace un siglo. Los mayores se mantienen ágiles, activos y más sanos pero cada vez les es mas difícil dedicar los últimos años de vida a su antojo, viajando, descansando, leyendo, disfrutando de los nietos o de los amigos y la familia en general.
Otra propuesta del Círculo de Empresarios es poner en marcha la llamada 'mochila austríaca', que consiste en crear una cuenta de ahorro individual que recibiría aportaciones periódicas a cargo de la actual cotización que recibe la Seguridad Social en concepto de desempleo. Un sinfín de posibilidades hay para tratar de hacer del sistema algo más sostenible pero que pasa por los sacrificios, o bien de la empresa o bien del trabajador, o de ambos. Tengamos en cuenta que nuestro trabajo en suma conforma nuestro PIB. Que de este PIB se alimenta el Presupuesto del Estado, que costea todos los gastos del país. Los sociales también, con sus aportaciones a la caja única.
Lo que tenemos es un problema Estado de muy compleja solución, pero que solo se podrá resolver con un acuerdo de Estado, en el que participen todas las instituciones, gobierno, patronales, sindicatos, al que todos los partidos políticos deberán de aportar su propuestas, así como todos los colectivos afectados por esta reforma. Solo de esta manera se podrá encontrar una solución de la que nadie estará contento por las cesiones que haya tenido que hacer, pero que a cambio, habrá una garantía de futuro para que los trabajadores al final de su vida laboral, puedan tener un ingreso que les permita vivir dignamente, así como que esta garantía se extienda a las sucesivas generaciones que vayan llegando al tiempo de disfrutar de su pensión.
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