El abuso publicitario: ¿Donde está el límite?
Luisondome
Hoy Enrique Dans, escritor en Medium y Profesor de Innovación en IE Business School, escribe en su columna de Invertia sobre los ingresos de Amazon por publicidad, “tratando de entender cómo una compañía que supuestamente pone al cliente en el centro puede perder el norte hasta el punto de convertir su actividad principal, la venta de productos a través de la web, en un suplicio en el que los usuarios tienen que dedicarse a investigar qué ofertas son realmente lo que buscan y cuáles están simplemente ahí porque han pagado a la compañía para ello”, dice.
Según los datos que aporta, los casi 17.000 millones gastados en publicidad son una enormidad, pero los que ingresa por publicidad, 40.000 millones son una enormidad hiperbólica, y no es de extrañar que ahora Amazon sea el referente para cualquiera que necesite vender lo que sea, y todo el mundo quiera copiarle el negocio.
El fondo de la cuestión esta en la concepción actual de lo que significa la publicidad para la generación de ventas. Conceptualmente, la publicidad está para generar venta y por lo tanto dinero: hay que gastar dinero para generar mas dinero. Un dicho afirma que “poderoso caballero es Don Dinero”, porque el dinero da poder, y hay quien quiere ese poder y ese dinero, y por ello están dispuestos a llegar al límite de lo posible. Esto es así hasta al punto de que se está utilizando la neurociencia para penetrar en el cerebro de las dianas publicitarias para que la publicidad sea mucho mas eficiente, mediante el análisis de nuestras “reacciones emocionales” y de todos los “datos corticales” que puedan obtener de los usuarios y sean útiles a los anunciantes para presentarle a ese potencial usuario lo que quiere o necesita. No hay manera posible de defenderse de este tipo de publicidad, e incluso me atrevo a decir no no me parece siquiera que sea ético este uso que se está haciendo de la investigación en neurociencia. Esto debería de tener una protección legal.
Es cierto lo que afirma Dans que ciertas compañías confunden los medios con los fines, y por esa razón si a ello le unimos la codicia, y los pocos escrúpulos para utilizar estos medios, pues ya tenemos la base que soporta estos abusos. Claro que Amazon pone las reglas, es quien está en este momento marcando el paso de la marcha publicitaria, que ya va al galope.
En cuanto al modo en que las televisiones emiten su publicidad, yo lo veo aun peor de como lo ve Dans. Hubo un tiempo en que cuando solo existía TVE, los el tiempo que se podía dedicar a emitir anuncios estaba limitado por una norma. Hoy esto no es así.
Usando el mismo ejemplo que utiliza Dans sobre la inserción de publicidad en una película en televisión: decir en primer lugar que son las agencias publicitarias las que proponen donde situar sus anuncios en función del tipo y tamaño de la audiencia, y del coste de la franja horaria. Por otro lado, hay estudios que analizan el modo en como los televidentes intentan evadir los anuncios cambiando de canal, y tratan de evitar que esto ocurra. Saben que cuando se está viendo una película, hay momentos en que se producen escenas clave para la trama, y en ese momento se eleva el interés del espectador por saber que es lo que va a ocurrir, y que verá tras finalizar el corte.
Los regidores, que tienen el guión, conocen de antemano donde deben de establecer el corte publicitario, justo antes de que se inicia esa escena clave, y así cortar el deseo de abandonar el canal para evitar la publicidad; estas prácticas han sido estudiadas, medidas y analizadas. Es sabido que el último corte antes del final de la película, en el que se va a producir el desenlace, es el que sufre menos cambios de canal, y es el que proporciona mas garantías de visionado de los anuncios del corte publicitario. Por esta razón suele ser el corte publicitario de mayor duración, en el que caben mas anuncios, incluso con repeticiones en el mismo corte, y es por tanto el corte mas rentable para la emisora y para el anunciante.
Puede que este hecho sea motivo para una diferencia de coste del anuncio, lo que desconozco, pero que lo vale es cierto. En mi opinión, sirva de mal ejemplo la política de anuncios de cierta mutua, que no solo abusa de la cantidad de anuncios que pone en antena, sino en la cantidad de neurociencia aplicada en sus anuncios por el publicista que lo creó.
Nadie se traga tres horas de película entre esta y los spots, para perderse el desenlace por querer evitar los anuncios del ultimo corte, que además suele ser el mas largo, en el que mas anuncios se emiten, y por lo tanto el mas rentable para la emisora. Es una vergüenza, el poco respeto que el mundo de la publicidad tiene por el usuario. Y ya no entremos en el contenido de los anuncios, que están repletos de mentiras, datos no refrendados, frases hechas, o utilizando imágenes de personas de prestigio para hacerlo mas creíble, lo que haga falta se utilizará para lograr que el televidente muerda el anzuelo.
La avaricia de querer cada vez mas, y la codicia por el dinero ajeno, para que este pase del comprador al vendedor de la manera mas rápida, es la genial idea central de lo que está sucediendo con la publicidad.
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