Capítulo 3: La Economía parasitaria China se come el retail europeo

Luisondome

Es una pequeña tienda, pero si la multiplicamos por 7.000, el comercio minorista tiene un problema

China ha creado un modelo económico parasitario que ha expandido por el mundo, en el cual crea empresas chinas en diversos países del mundo para contratar chinos dedicados a vender los productos fabricados por chinos tanto en China como fuera de ella, y repatriando los beneficios generados por estas empresas, que son canalizados hacia su país mediante su sistema financiero, así todo se queda en casa.


Este excedente de flujo de tesorería, hace que China esté en disposición de comprar el mundo, entendiendo esta compra mediante la financiación de sectores, empresas en terceros países y a los propios países occidentales mediante la adquisición de deuda pública y/o privada.


De esta manera, China da salida a su enorme capacidad manufacturera y exportadora, la cual se ve complementada mediante estas empresas parásitas, recolectoras de los beneficios que generan los recursos financieros de terceros países que son canalizados a China, a la vez que penetra y corrompe el sistema económico de los países del mundo, como si un parásito se comiera nuestras tripas desde dentro.


A efectos de la economía en pymes, la competencia que se encuentran nuestras empresas con las empresas chinas es importante en las políticas de precios y en los horarios de apertura. La mayoría de establecimientos chinos tienen horarios de apertura mucho más amplios que los comercios nacionales y existe un cierto oscurantismo importante sobre el cumplimiento de las condiciones laborales en igualdad en estas empresas extranjeras con las nacionales.


En la Unión Europea, gracias a la regulación del comercio, no se puede limitar la implantación de empresas chinas en nuestros países, pero sí se deberían llevar a acabo los mecanismos oportunos para que no exista esta competencia desleal que se origina cuando estas empresas no cumplen los pactos laborales de convenio y operan con  menores costes, ni acatan las ordenanzas municipales de horarios de apertura por población.



Pero veamos unas pocas cifras: Las exportaciones españolas al mercado chino en 2017 llegaron hasta los 6.258 millones de euros. Los productos más vendidos fueron el cobre y sus aleaciones, los equipos y componentes de automoción, la carne porcina, el cinc sin transformar y la chatarra de cobre. En cambio, la compra de productos procedentes de China creció en ese año hasta alcanzar  los 25.662 millones de euros, con los equipos de telecomunicaciones, maquinaria de informática, videoconsolas, artículos de marroquinería y juguetes como principales productos importados.


Pasados seis años, las importaciones españolas desde China sumaron en el primer semestre de 2023, 22.375 millones de euros, mientras que las exportaciones españolas a China sumaron, en el mismo periodo, 3.739 millones de euros. El deficit se ha mas que duplicado por el aumento de las importaciones sin que apenas crecieran nuestras exportaciones. El comercio exterior con China siempre se ha caracterizado por un fuerte déficit en la balanza comercial por parte española, pero del crecimiento del comercio entre los dos países siempre ha beneficiado mas a China que a España.


Es por esta situación por la que el economista y profesor español Julian Pavón señala a China como el origen de la crisis económica actual. ¿Por qué? Por el modelo parasitario chino que están aplicando en todas las economías occidentales. 


Otro asunto delicado es el de los datos generados por este modelo económico, y el beneficio de que ello puede extraer China de su recopilación y tratamiento. Dar acceso a la información de todos los habitantes de un país determinado, es algo peligroso y no solo hablamos de TikTok, y dado el carácter totalitarista del sistema político chino, todo es aún más complejo. Ya que si bien es una de las economías más abiertas del mundo, el hermetismo interno es inédito y el control sobre la sociedad civil es asfixiante, también en el lugar de trabajo. En China no existen ni siquiera leyes sociales y hay hasta puntajes a los ciudadanos que se portan bien; por nombrar solo algunos ejemplos de este régimen totalitario.


Lógicamente muchos dirán que la culpa de lo que le está pasando al retail no es de China, sino mas bien de los capitales chinos, y estarán en parte en lo cierto. Pero existe una línea muy fina entre capitales chinos y China, dado su régimen político intervencionista, pues nadie mueve un dedo en china sin que el Gobierno sepa lo que está haciendo.


En China, por supuesto que nada es gratis y el gigante asiático lógicamente está invirtiendo en industrias estratégicas, no por bondad o por realizar un rol social, sino que claramente nos pasará la cuenta en cualquier momento cuando le convenga, pues las economías occidentales tienen una gran dependencia de China.


Juan Roig, presidente de Mercadona, una de las mas fuertes empresas españolas del retail, citó en marzo de este año a los 7.000 bazares chinos que hay en España como ejemplo del esfuerzo que deberían hacer los 47 millones de españoles para salir de la crisis. Aseguraba, en la presentación de resultados de su compañía, haber aprendido mucho de estos bazares, por los que siente gran admiración y recomendaba que tendríamos que pensar, como hacen ellos, “más en los deberes que en los derechos”. Pero, realmente, ¿qué papel ocupa China en la sociedad actual?


Según Julián Pavón, catedrático-director de CEPADE, China es el acontecimiento del presente y no sólo por su poderío, sino también por ser el origen de la crisis económica que venimos sufriendo. El doctor explica que el gigante asiático aplica su modelo de expansión económico parasitario ya descrito anteriormente. Sus empresas, sin embargo, se alimentan de dinero extranjero, lo que provoca que China aumente sin parar sus reservas en divisas. 


En la actualidad, más del 50% de la pequeña distribución de España se encuentra ya en manos chinas, y la proporción sigue creciendo. Pavón escribe que “paralelamente, las multinacionales occidentales son en cierto modo rehenes de China porque dependen cada vez más de su desempeño en el mercado chino para que le salgan las cuentas”. Todo ello tiene un peligro, la dependencia, y el último caso más conocido relaciona a Apple, la marca más valiosa del mundo, con problemas en las fábricas chinas, trato a sus empleados, etc., por lo que se ve obligada a relocalizar la producción en otro país, 


Pero Pavón alerta que “China no solo se conforma ya con ser el suministrador de mano de obra barata, sino que ahora quiere liderar la tecnología informática de última generación”. Y es que, por ejemplo, a finales de 2010, un superordenador chino, el Tianhe-1A, se convirtió en el ordenador más rápido del mundo, y aunque poco después fue superado por otro ordenador japonés, fue una muestra del poder que están desarrollando en el ámbito tecnológico. 


Para China, liderar los avances tecnológicos es la puerta da entrada para liderar el comercio mundial, y en cierta medida poder ejercer cierto control sobre él. Pasó con el 5G, cuando la empresa china Huawei se situó como el primer proveedor del mundo en redes 5G, algo que alarmó a americanos y europeos, que le cerraron las puertas a la empresa china. Los países occidentales están siendo mas conscientes de que si todo sigue igual, la economía china no solo será la economía líder mundial, por lo que ya están adaptando las políticas para no perder el tren del futuro y poder competir con China.


China, el banquero del mundo


El autor de “China ¿dragón o parásito? ¿Quién se ha llevado mi empleo?” define a este país como “el banquero del mundo” y recuerda que “ha conseguido todo ello en poco más de 30 años, desarrollando su estrategia con una enorme discreción”. 


“A nadie le extrañará a estas alturas que los 20 millones de nuevos empleos que crearon China e India en 2010, puedan estar, directa o indirectamente, relacionados con los 17 millones de desempleados que tiene Europa actualmente”, opina. A esto le añade que “si China se ha convertido en la fábrica del mundo es, sin duda, a costa de la desindustrialización de Occidente”- a lo que añade- “no hay manera de atacar este desempleo si no se pone orden a nivel internacional en el desplazamiento masivo de recursos productivos de Occidente hacia China”. 


El origen del modelo de desarrollo chino


El carácter del pueblo chino nada tiene que ve con el de los pueblos de occidente. Mas bien diría que estos se oponen entre sí. En el siglo VI a. de C., en China coincidían en vida tres personajes clave de su cultura milenaria y de su historia: Confucio, Lao Tse y Sun Tzu. Los tres personajes desarrollaron un tipo de filosofía que prendió en el pueblo chino conformando su manera de ser desde entonces hasta el día de hoy.


Podríamos decir que el éxito del modelo de desarrollo chino y de su expansión comercial se debe a este tipo de filosofía, y que en este tiempo se plasmó en la “Estrategia de los 24 caracteres”, poco conocida en Occidente, y que fue pronunciada por el gurú de la China moderna, Deng Xiaoping, habiendo servido como modelo base de la diplomacia china y de su crecimiento hasta hoy. Se podría pensar que se trata de un resumen concentrado del Arte de la Guerra, de Sun Tzu, militar que en el siglo VI a.C. escribió uno de los manuales de guerra más brillantes que existen. Decía el Presidente Chino Deng, el verdadero artífice del milagro económico chino:


“Observa con calma, asegura tu posición, afronta los asuntos con calma,
esconde tus capacidades y aguarda el momento oportuno, mantén un perfil bajo,
y nunca reivindiques el liderazgo”,
Deng Xiaoping.


Ese secretismo, ese afán por esconder lo que uno piensa en realidad, es un rasgo característico de la idiosincrasia china que poco contribuye a que el resto del mundo comprenda cuál es la estrategia –porque sí existió una estrategia- para que China saliera de la pobreza y se convirtiera, como consecuencia de ello, en la potencia que es hoy, calladamente pero firmemente, y en un periodo sumamente corto: 20 años.


En muchas ocasiones este pretendido secretismo oficial puede verse aparentemente como una mala gestión de las relaciones públicas o de la comunicación por parte de Pekín (visto desde occidente) que, ante la duda, prefiere guardar silencio. En otras ocasiones, se trata de no querer exponer sus cartas antes de tiempo. En este sentido se explica por ejemplo todo el misticismo con el que uno se encuentra a la hora de comprender la estrategia sobre la seguridad de los productos de China o su capacidad militar a futuro, por poner dos ejemplos.


El modelo ya es un ejemplo para otras economías orientales que rápidamente se ponen a día y están haciendo avanzar a sus respectivos países de una manera vertiginosa. Tal es el caso de India, Vietnam, Indonesia y Filipinas, todos ellos países muy poblados y muy pobres y atrasados hace unos pocos años, pero que se están desarrollando muy rápidamente y por la misma vía. Serán los nuevos competidores dentro de nada.

 

Julián Pavón es doctor ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Madrid y licenciado tanto en Ciencias Económicas como en Ciencias Sociales. Actualmete es catedrático-director de CEPADE. Hace unos meses presentó su último libro “China ¿dragón o parásito? ¿Quién se ha llevado mi empleo?”, publicado por Plataforma Editorial. Más de dos millones de personas han visto en Youtube sus vídeos sobre la crisis financiera y su relación con el imperio chino. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lilly ya es el mayor laboratorio farmacéutico del mundo

Bienvenido al apocalipsis de escasez

La cuasi-inflación de 2021-2022: un caso de mal análisis y peor respuesta