La Inflación y los márgenes empresariales

Luisondome


Los márgenes empresariales y la inflación siguen al alza a costa del poder adquisitivo de los salarios.

Los beneficios de las empresas son los principales responsables de la escalada de la inflación en España, que cerró el año 2022 con un avance anual medio del 8,4% según los datos confirmados el pasado viernes por el INE (Instituto Nacional de Estadística). En concreto, los márgenes empresariales, especialmente los de las grandes compañías, explicaron el 90% de la variación del Índice de Precios al Consumo (IPC), mientras que los salarios contribuyeron a la evolución únicamente en un 7%.

 

Los datos han sido recopilados por Oxfam Intermón


En el documento, la ONG sostiene que “los márgenes empresariales han crecido con mucha más intensidad que los salarios”. Y añade que los temidos efectos de segunda ronda, “que amenazan con alargar la crisis de precios, provienen principalmente del comportamiento de las empresas”. En especial, de las más grandes y las que más poder de mercado tienen.

 

Oxfam reconoce que mientras que las multinacionales y aquellos grupos orientados a la exportación parecen ser los grandes beneficiados, las pequeñas y medianas empresas dedicadas al mercado interno son las más perjudicadas. La razón es que “la capacidad de las empresas para trasladar estos aumentos de costes e incluso subir sus beneficios tiene mucho que ver con el creciente poder de mercado con el que cuentan”.

 

Así, prosigue la ONG, el alza de la inflación poco tiene que ver con la subida de los salarios, sino con la falta de competencia en ciertos sectores y con la expansión de la demanda tras la pandemia, dos factores que permiten a los oligopolios inflar los precios. Tampoco podemos echarle toda la culpa a las subidas de los combustibles, o a la de los fertilizantes, que no llegan a tener tanta repercusión sobre el precio final, sino que la culpa la tiene aquel que aprovecho esta subida de costes para incrementar su margen de beneficio porque tiene capacidad para hacerlo, y me refiero a las grandes empresas, porque las pequeñas empresas no tienen esa capacidad.

 

Para argumentar esta postura, Oxfam resalta que las ganancias trimestrales conjuntas de las 35 empresas del Ibex han experimentado fuertes crecimientos, con un nivel de beneficios antes de impuestos durante el tercer trimestre de 2022 un 30% superior al del mismo periodo de 2021.

Este mayor dinamismo de los beneficios sale a la luz al analizar la evolución de los márgenes empresariales. Los últimos datos de la Agencia Tributaria, a partir de la encuesta sobre ventas y costes, reflejan que los márgenes se sitúan en el 10,4% de las ventas. Es decir, 10,4 de cada 100 euros de estos ingresos se convierten en beneficios.

 

En el peor momento de la pandemia, recuerda Oxfam, “los márgenes empresariales se encontraban en torno al 7,5%.” Además, durante los años de mayor reducción de la desigualdad (entre 2013 y 2019), “los márgenes se encontraban entre el 7,5% y el 8,6% de las ventas”, añade.

 

Al otro lado se encuentran los salarios, con una tendencia de crecimiento muchísimo más moderada. Así, mientras que a finales de 2022 los márgenes de las empresas fueron un 60% superiores a los observados a finales de 2019, antes de la irrupción de la crisis sanitaria, los salarios apenas crecieron un 4%.

 

Teniendo en cuenta el impacto de la inflación sobre los sueldos, principal fuente de ingresos de los hogares, Oxfam estimó una caída en términos reales de las remuneraciones de una magnitud similar a la experimentada durante los peores años de la crisis de 2008. Llegados a este punto, añade, los salarios se situarían un 4% por debajo del dato anotado al inicio de la crisis financiera.

 

Más riqueza y menos impuestos

 

Cuando nos preguntamos quien es el que sale mas beneficiado por esta crisis inflacionaria,  podremos comprobar que el 1% más rico de toda la población mundial ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza global generada entre diciembre de 2019 y 2021 (valorada en 42 billones de dólares), según el mismo informe de Oxfam Intermón.

 

Parte de esta mordida se debe a los frutos del derrumbe de la fiscalidad progresiva


Según la ONG, los tipos impositivos de todos los impuestos que afectan a los más ricos –como los impuestos al patrimonio, a los ingresos por dividendos o a la renta empresarial– se han ido reduciendo desde principios de 1980. Mientras tanto, el porcentaje de riqueza que ha ido a parar a manos del 1% de la población ha aumentado drásticamente a costa, en paralelo, de gravar al conjunto de la población.

 

La organización no gubernamental, por ejemplo, resalta un estudio reciente de la Research School of International Taxation, en el que se han analizado 142 países. Los datos revelan que, por cada punto porcentual de reducciones fiscales a las grandes empresas, los gobiernos han incrementado los impuestos al consumo, fuertemente regresivos, en un 0,3%. Así, de cada 100 dólares de impuestos recaudados a nivel global, el 44% corresponde al IVA y otros impuestos sobre el consumo; el 19%, a la renta personal; y el 18%, a los salarios. Únicamente un 14% viene de la tributación empresarial y un 4%, de los gravámenes a la riqueza. El 1% restante corresponde a otros impuestos.

 

Oxfam le ha pedido al Gobierno español que elevara los tipos aplicados sobre las rentas de capital hasta equipararlas al tratamiento fiscal del trabajo, así como ampliar el impuesto a los beneficios extraordinarios. También insiste en la necesidad de reforzar la lucha contra la evasión y elusión tributaria, actualizando su lista de paraísos fiscales e incluir los territorios de baja o nula tributación, así como los que tienen un comportamiento fiscal más agresivo.

 

Como es sabido, todo encarecimiento de los productos de importación origina una pérdida de renta real de los hogares españoles, en favor de los países exportadores de combustibles, los insumos, y otras materias primas. No resulta pues extraño que asalariados y  empresarios reaccionen tratando de aumentar las remuneraciones que reciben por sus servicios, con el fin de escapar a esa pérdida de renta real. Cuando lo consiguen, la tasa de inflación aumenta, añadiendo un componente interno al externo. Este componente interno lo recoge el deflactor del PIB, que se ha elevado un 4,3% durante 2022. Su evolución también recoge la de los impuestos sobre la producción e importaciones netos de subvenciones. En noviembre de 2022, Eurostat estimaba una subida del precio de las importaciones del 17,3%, y calculaba un impacto sobre el deflactor de la demanda final del 4,3%.

 

No cabe duda de que el aumento en los beneficios empresariales ha facilitado la creación de empleo y la capitalización de las empresas, apuntalando su futuro y posibilitándoles afrontar un mayor ajuste al alza de los salarios durante el año en curso, en el que la actividad económica se ralentizará, pero los precios seguirán subiendo, aunque a un ritmo menor. No obstante, a la hora de avanzar en este camino, conviene tener presente que, en términos reales, es decir, descontando el alza del IPC, ni la masa salarial ni los beneficio totales han recuperado el nivel de prepandemia, situándose ambos un 5% por debajo del alcanzado en 2019 (los salarios y los beneficios unitarios se encuentran aún más lejos).  Eso quiere decir que el ajuste salarial medio no puede ser muy elevado, si se pretende reducir la inflación, con el fin de crecer más y crear más empleo. Pero los sectores en los que los beneficios han aumentado mucho, el alza de los salarios puede ser más intensa sin provocar nuevos aumentos en los precios.

 

¿Y que va a pasar a partir de ahora?

  • La variación del IPC general sube una décima hasta el 6,0% interanual, y la subyacente una décima hasta el 7,6%, su dato más alto desde 1986. Los alimentos se encarecen el 16,6% interanual, su máximo histórico. 
  • La rebaja del IVA de los alimentos es evidente que no ha servido para rebajar su coste. Los precios de la electricidad suben este mes, frente al descenso de febrero del año pasado. 
  • En 2023 se han introducido cambios en el IPC que alteran la comparabilidad con 2022, donde destaca la incorporación de los precios de mercado eléctrico no regulado. 
  • La subida salarial media pactada para 2023 (2,9% hasta febrero) sigue perdiendo poder adquisitivo frente al fuerte aumento de los márgenes empresariales

 

Recientemente, la subida interanual de los precios se aceleró una décima en febrero hasta el 6,0% y la variación de la inflación subyacente, sin energía ni alimentos frescos, otra décima hasta el 7,6% interanual. El repunte en la variación del IPC general en febrero se debe principalmente a la mayor subida de la electricidad (frente al descenso en febrero del año pasado) y a la mayor subida del precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas respecto a febrero del año pasado. 

 

En sentido contrario se destaca la bajada del precio de carburantes y lubricantes y del transporte combinado de viajeros. En 2022 la variación media del IPC se situó en el 8,4%, evidencia del enorme choque de precios soportado durante el año pasado, especialmente hasta julio, cuando empezaron a aplicarse las medidas de control de precios al gas. En 2023 el problema de los precios no es solo de variación es también de nivel: están tan altos que, aunque se llegue a moderar su subida -a partir de marzo habrá un “efecto escalón” al comparar ya con meses del año pasado de fuerte subida de los precios- hay bienes y servicios inaccesibles para la capacidad adquisitiva de salarios y pensiones.

 

Las subidas de precios (y márgenes) empresariales impulsan la inflación. 

Las empresas están repercutiendo en los precios las subidas energéticas para mantener o aumentar sus márgenes de beneficios (como muestran los datos de la Agencia Tributaria o del Banco de España), que se han incrementado un 30% en 2022 con respecto a su promedio anterior a la pandemia, generando un efecto empresarial de segunda ronda sobre la inflación. 

 

El enquistamiento de la inflación, que se manifiesta en el incremento de la inflación subyacente por encima del IPC general o en el hecho de que en la actualidad el 50% de los productos de la cesta de la compra tiene incrementos superiores a la subida del IPC general, tiene su origen en la ampliación de los márgenes empresariales. 

 

Los salarios pierden poder adquisitivo y no son causantes de la alta inflación. 

En 2022 los salarios en convenio, una vez aplicadas las cláusulas de revisión, han subido una media del 3,0% para los 10,6 millones de trabajadores que ya tienen registradas las condiciones salariales pactadas. Los salarios han soportado en 2022 una acusada pérdida de poder adquisitivo por la fuerte subida de los precios (la subida del IPC fue del 8,4%) impulsada por los márgenes empresariales, cuyo efecto se segunda ronda se observa en la fuerte subida de la inflación subyacente. 

 

En 2023, con los datos hasta febrero, se habrían registrado ya 1.941 convenios colectivos con efectos económicos, que cubren a 6 millones de trabajadores (la mitad de la población cubierta con negociación colectiva) y con una subida salarial inicial pactada para este año del 2,9%, lo que refleja que los salarios pactados seguirán perdiendo poder de compra en 2023, en el que la previsión de inflación media se sitúa por encima del 4% y el Banco de España la eleva hasta el 5,6%. 

 

El Gobierno está permitiendo las subidas de precios empresariales (efecto de segunda ronda) y el deterioro del poder adquisitivo de los salarios, sin impulsar un pacto de rentas que limite los beneficios empresariales, lo que está lastrando el consumo y la actividad económica. Ante esta situación, la solución pasa por impulsar desde el Gobierno y desde las mesas de negociación colectiva un reparto de los costes y los beneficios de la inflación en los distintos sectores implicados. 

 

Para ello, el Gobierno debe ayudar a elaborar indicadores a medida para las distintas mesas de negociación colectiva hechos a partir de las estadísticas de la Seguridad Social, junto con las estadísticas de la Agencia Tributaria y aprovechando la inclusión del código de convenio en las mismas. 

 

Estos indicadores permitirán conocer en detalle el incremento de beneficios y de márgenes empresariales llevado a cabo en los distintos sectores y repartir esos mayores beneficios de manera justa entre trabajadores y empresarios. 

 

El coste de la vivienda y de las hipotecas también registran fuertes subidas.

 

La subida de los precios se agrava con el encarecimiento de dos costes muy relevantes no incluidos en el IPC y que lesionan el poder adquisitivo de los hogares: el fuerte repunte de los tipos de interés, impulsados por la brusca subida de tipos del Banco Central Europeo (del 0% al 3% en los últimos meses) y la creciente carestía de la vivienda en propiedad (se encarece un 5,5% interanual). Un gran acuerdo salarial en el marco de la negociación colectiva Para enfrentar la delicada situación actual y repartir los costes de la inflación con los beneficios empresariales que están repuntando con fuerza, es urgente acordar una importante mejora de los salarios en el marco de un acuerdo estatal sobre negociación colectiva, que incorpore subidas salariales iniciales por encima de las pactadas en años anteriores y cláusulas de revisión salarial que combinen la evolución del poder de compra de los salarios y la situación económica de las empresas medida por la evolución de su margen de beneficios. 

 

Todo lo dicho anteriormente, repercute en el precio de los alimentos que se encarecen, y en el de otros bienes imprescindibles para los hogares, El repunte en dos décimas de la tasa de variación interanual del IPC en febrero viene impulsado por la subida de los precios de la electricidad (frente al descenso en febrero de 2022) y a la mayor subida que en febrero del año pasado del precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Estas subidas se han visto compensadas parcialmente por la bajada de los precios de carburantes y lubricantes frente a la subida de febrero del año pasado y la bajada del transporte combinado de pasajeros. En febrero, los alimentos y bebidas no alcohólicas suben sus precios un 16,6% interanual y siguen siendo el principal elemento inflacionista de la cesta de la compra. La fuerte subida de los precios de la energía durante 2022 se ha trasladado a los bienes y servicios básicos, perjudicando a todos los hogares, especialmente a los de menor renta, que destinan un mayor porcentaje de su compra a estos bienes y servicios. 

 

En el último año (febrero 2023/ febrero 2022) se ha disparado el precio de: 

  • Alimentos y bebidas no alcohólicas: El aceite de oliva sube un 33%, otros aceites comestibles un 27%, el pan sube un 13%, las harinas un 26%, el arroz un 21%, la carne de ave un 14%, la de vacuno un 14% y la de cerdo un 15%, la leche sube un 33%, el yogur un 21%, el queso un 20%, los huevos un 28%, el pescado fresco 9% y el congelado el 12%, las legumbres y hortalizas frescas un 24% y las congeladas un 18%, la fruta fresca un 6%, las patatas el 21%, el azúcar el 53%, los alimentos para bebé un 24%, los zumos un 18% …  
  • Suministros básicos del hogar: gas natural sube un 12% y los combustibles líquidos un 14%. Por el contrario, la electricidad se abarata un 33% interanual y el butano y el propano el 1%. 
  • Transporte personal: El gasóleo sube el 3% y la gasolina baja el 3%, los automóviles nuevos suben un 7% y los de segunda mano un 16%, los neumáticos un 13% y repuestos y accesorios un 7%. El transporte colectivo se abarata con fuerza gracias a las bonificaciones públicas: tren (-7%), metro/tranvía (-24%), autobús/autocar (-25%), transporte combinado (- 48%). 
  • Los servicios de alojamiento: (Hoteles, hostales, pensiones, …) suben un 18%, restaurantes y cafés un 7% y los servicios de comida rápida y para llevar un 10%. 
  • Los seguros privados relacionados con la salud incrementan un 8% su precio y las residencias para mayores y personas con discapacidad se encarecen un 5%.

 

Ahora se está moderando la fuerte subida de los precios afecta a toda la Eurozona. 

  • En febrero de 2023, la variación anual del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) en España repuntó una décima hasta el 6,0%, mientras que en la Eurozona bajó una décima hasta el 8,5%. Esta subida de los precios en la Eurozona, llega con unos meses de retraso respecto a España. 

 

En 2023 la inflación duplica la subida salarial media pactada en convenio 

  • En 2022, todavía con datos provisionales, los 3.453 convenios colectivos registrados en España cubren ya a 10,6 millones de trabajadores/as, con una subida media del 3,0% tras aplicar las cláusulas de revisión, subida que ha sido mayor en los convenios de empresa (3,5%) que en los de ámbito superior (3,0%).
  • Hay 1.941 convenios registrados hasta febrero y 6,0 millones de trabajadores ya disponen de convenio con efectos económicos para 2023, con una subida inicial pactada del 2,9%. 
  • Casi la totalidad son convenios firmados en años anteriores con efectos económicos para 2023 y los nuevos firmados son de momento muy pocos, aunque apuntan a una mayor subida salarial inicial.  

Las subidas salariales pactadas se sitúan muy por debajo de la inflación. 

  • Los salarios pactados en convenio hasta febrero de 2023 recogen para la mayoría subidas muy por debajo de la inflación: el 34% de la población cubierta por convenio tiene pactada subidas que no superan el 2%, el 39% ha pactado subidas salariales entre el 2,01% y el 3,0% y, el 28% restante ha pactado subidas por encima del 3,0% (con una subida media del 4,8%). La presencia de cláusulas de salvaguarda salarial es reducida, pero parece repuntar. 
  • En 2023 apenas 1 de cada 4 personas (27,4%) con convenio cuenta con cláusula de garantía salarial (y de ellas, menos de la mitad con efectos retroactivos) cuando hace quince años protegían al 70% de la población con convenio colectivo. 

Hay una gran disparidad por sectores: 

  • Las cláusulas de garantía salarial protegen al 61% de los trabajadores con convenio de la industria, pero solo al 12% en la construcción, el 15% de los servicios o el 1% en la agricultura.  

Las subidas en vivienda e hipotecas encarecen aún más el coste de la vida. 

  • El precio medio de la vivienda en propiedad se sigue encareciendo en España, aunque modera su subida interanual al 5,5% en el cuarto trimestre de 2022, según el Índice de Precios de la Vivienda del INE. 
  • La creciente carestía de la vivienda -en propiedad o en alquiler- lastra el poder adquisitivo de los hogares y su capacidad de satisfacer su necesidad de alojamiento y el resto de las necesidades básicas. 
  • El precio medio de compra de la vivienda nueva se sitúa ya en máximos históricos en España, el precio de la vivienda de segunda mano se sigue encareciendo a tasas elevadas y el coste de los alquileres suponía una carga excesiva para el 41% de los inquilinos en 2019, y desde entonces los precios del alquiler han seguido creciendo. 
  • Hay que garantizar el derecho a una vivienda digna y asequible mediante el desarrollo de un parque público de alquiler y la limitación de los precios máximos de alquiler en las zonas tensionadas, aspectos clave que deben incluirse en la Ley por el Derecho a la Vivienda en tramitación. 
  • A la mayor carestía de la vivienda en propiedad se une el mayor coste de las hipotecas por la fuerte subida de los tipos de interés. 
  • Es urgente dar una solución a los millones de hogares endeudados con hipotecas a tipo variable y que se están viendo seriamente perjudicados por la fuerte subida de los tipos de interés. 

 

Fuentes: Oxfam Intermón, CC. OO., Cinco Dias





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