La crisis alimentaria que viene y las multinacionales alimentarias
Luisondome
Cuando vas al supermercado, haces la compra y repasas el carro, ves que has comprado un montón de productos dispares que pertenecen a priori a diversas marcas, pero que si te fijas bien, en realidad, a quién le has entregando tu dinero no es a ese fabricante en concreto, sino a la multinacional que es dueña de cada una de esas marcas, y es que entre solo 10 grandes marcas que agrupan a todas las demás, controlan el 90% del mercado agroalimentario. Así todo nuestro dinero queda en la caja registradora una de esas 10 empresas.
El negocio de estas 10 grandes multinacionales alimentarias consiste en la adquisición de una gran cantidad de productos frescos a bajo precio a los productores del sector primario, para posteriormente procesarlos o ultra procesarlos, envasarlos, y ponerlos a la venta bajo una marca de carácter exclusivo con una fuerte campaña de marketing y publicidad, por un alto precio. De esta manera consiguen vender un alimento adquirido a un agricultor, pescador, ganadero o granjero a bajo coste para venderlo en supermercados de todo el mundo a alto coste. La ganancia es mas elevada que el valor añadido durante el procesamiento. Todo un negocio.
Pero todo este tinglado se está viniendo abajo por diversos factores. En primer lugar por el descenso en la producción de alimentos frescos, porque los agricultores ven reducidas sus cosechas por la sequía, los granjeros y ganaderos por los bajos precios que les pagan que no cubren los costes, y por el alza de los propios costes, o los pescadores que ven limitada su actividad por la reducción de las cuotas de pesca y por el aumento del precio de los combustibles. Se quejan todos ellos por el diferencial existente entre el precio que les pagan por la patata, por la leche, o por el pescado, y el precio de venta de ese mismo producto en los supermercados, en los que la diferencia se ha quedado entre los intermediarios por los que su producto ha pasado hasta llegar al lineal.
En segundo lugar, porque por las causas anteriormente citadas costes, han perdido la rentabilidad de sus explotaciones, que les ha puesto contra la pared, y les está llevando al límite, que muchas empresas ya han cruzado, y que les ha obligado a abandonar lo que era su medio de vida. La inflación, la pandemia de coronavirus y la guerra de Ucrania, que han roto la cadena de suministros, han provocado la falta y el encarecimiento de algunos insumos, como es el caso del trigo y el aceite de girasol, por poner solo dos ejemplos, que han contribuido a la subida de la inflación y ha colocado al sector alimentario en su conjunto en situación de crisis.
Ahora todas las partes se quejan: los productores por los bajos precios de sus productos en origen. Las empresas por los elevados costes de la energía, de las materias primas, así como por el descenso de las ventas, los vendedores por la bajada de sus ventas, las empresas de logística por la subida de los carburantes, y los consumidores por la subida de la cesta de la compra.
La carestía de la cesta de la compra está afectando en mayor medida a la población con menos poder adquisitivo, que está viendo como en su cesta entran cada vez menos productos porque muchos de ellos quedan fuera de su alcance, y para las rentas mas bajas, supone que se llega a alcanzar el nivel de pobreza y en los casos mas extremos el de el hambre. Lo peor de todo es que cada vez un mayor número de familias siguen esta progresión que lleva a la hambruna de cada vez mas amplios sectores de la población, y esto está sucediendo no solo en el tercer mundo, sino hasta en los países mas desarrollados.
Pero cuando uno repasa en sentido contrario como se reparte el beneficio entre los eslabones de esta cadena alimentaria partiendo de lo que abona el consumidor por un litro de leche, y llega al eslabón de las multinacionales del sector, comprueba que los beneficios empresariales de estas, y los provenientes de la intermediación son cada vez mas altos, mientras que, los beneficios de quienes forman parte del sector primario se reducen, o desaparecen, o entran en pérdidas, a la vez que el precio que tiene que pagar el consumidor por ese litro de leche, sube ¿Como se puede explicar esto? Pues es debido a la concentración del sector alimentario en muy pocas multinacionales que llegan a controlar todos los eslabones del mercado en prácticamente su totalidad, y en todo el mundo.
Y entre tanto, ¿Que están haciendo los gobiernos para garantizar el suministro alimentario y controlar los precios de los alimentos?
Pues en la mayoría de los casos nada o casi nada, en otros poco, en otros sus medidas son insuficientes, y solo en algunas países sus gobiernos están regulando y tomando medidas para proteger a los mas afectados garantizando el suministro y controlando los precios.
En este último caso, con propuestas de intervenir en los mercados con medidas como topar el precio de los alimentos, reducciones del IVA, supresión de impuestos para los productos básicos de la cesta, subvenciones para lo que no tienen recursos, subvenciones a los combustibles, y presiones los intermediarios y a las empresas para que reduzcan sus márgenes de beneficio. Las multinacionales ponen el grito en el cielo y presionan para evitar estas medidas y evitar las regulaciones que tanto temen y que les perjudican el negocio.
En estos casos, las grandes multinacionales alimentarias suelen preferir la autorregulación que la regulación, pues entienden que si regulándose ellos mismos, evitan que lo haga el gobierno que siempre profundizará mas el corte porque a ellos no les duele, el daño para su cuenta de resultados será menor.
Hoy en día se necesitan políticas públicas claras y contundentes que protejan sobre todo y en primer lugar a los productores de alimentos frescos: agricultores, granjeros, ganaderos y pescadores que son los que nos proporcionan los alimentos que necesitamos para vivir.
En segundo lugar necesitamos políticas públicas que garantices el acceso de toda la población, no solo a los alimentos, sino a otros productos básicos como el jabón o las compresas, por poner algún ejemplo
En tercer lugar necesitamos políticas públicas que, en los casos en los que se rompa la autorregulación de los mercados, bien sea por las alteraciones de la ley de la oferta y la demanda, o por el exceso de codicia de los grandes operadores, se intervenga el mercado y se propugnen medidas intervencionistas y de control del mercado, así como vigilar el comportamiento de toda la cadena de suministro, y se puedan evitar los excesos.
Fuentes: Magnet, iAuditoría, Consumer, Política Exterior
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